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Mons. Díaz: “El cristiano se ha convertido en muy perezoso, vagos en la fe, porque no nos importa esforzarnos por ser santos ni tampoco por evitar el pecado”

El Obispo José Antonio Díaz, hace un llamado a los cristianos a renunciar a la mundanidad y a esforzarse por vivir según los valores del Evangelio, destacando que la verdadera fe debe manifestarse a través de las obras.

RELIGION 15 de septiembre de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
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No podemos considerar auténtica nuestra fe si no se refleja en acciones concretas. Reflexiono Mons. Diaz

La “Homilía” del Obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, Mons. José Antonio Díaz, en la Misa celebrada en la Iglesia Catedral en Concepción. 

En este vigésimo cuarto domingo del tiempo litúrgico durante el año, la Iglesia coincidentemente con esta celebración que se está llevando a cabo en Salta del Señor y de la Virgen del Milagro, aparece la Cruz como un elemento decisivo a la hora de la identidad y de marcar la propia identidad. Digo esto porque cuando Jesús les pregunta a los apóstoles acerca de quién dice la gente que es Él, luego que ellos responden, les pregunta, y para ustedes, ¿Quién soy yo? Un tema que es profundamente referido a la identidad de la fe, porque según sea Jesús para nosotros, uno puede medir el grado de profundidad de fe que tiene. Jesús puede ser considerado un taumaturgo, puede ser considerado un curandero, puede ser considerado un sabio, un hombre muy inteligente, puede ser considerado alguien que marcó una época o puede ser considerado Dios hecho hombre, el Mesías, que esperaba el pueblo de Israel y que todavía el pueblo de Israel no se ha enterado que ya ha venido y que ya está en medio de nosotros. 

¿Quién es Jesús para nosotros? Es algo decisivo. Y en realidad sobre esto nos tenemos que preguntar, así como Él les preguntó a los apóstoles, ¿Quién soy yo para ustedes? Nos tenemos que preguntar nosotros, ¿Quién es Jesús para mí? Eso en primer lugar. En segundo lugar, decíamos que la Cruz pasa a ser como una piedra de escándalo para los apóstoles, porque luego que Pedro acierta en su respuesta y que Jesús le va a decir, aunque no en este texto, sí en otro texto del Evangelio, feliz de ti, Pedro, porque esto no te lo ha revelado ni la sangre ni la carne, sino mi Padre que está en el cielo, tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia. El reconocimiento de que Dios se manifestó en la palabra de Pedro, a Pedro lo agranda, diríamos, y en cierto modo Él se envalentona. Por eso cuando Jesús comienza a decirle lo que va a pasar, que los sacerdotes, los escribas lo van a condenar, que va a ser rechazado por los ancianos, que va a ser condenado a muerte y que va a resucitar en tres días, esa última parte aparentemente no la escucharon, pero sí escucharon todo el proceso de humillación que está anunciando Jesús y por eso Pedro toma la iniciativa de vuelta y lo lleva aparte, dice el texto, Pedro llevándolo aparte comenzó a reprenderlo, lo decíamos, se agrandó, él lo está reprendiendo a Jesús sobre lo que les acaba de anunciar, todavía no entendió que el proyecto de Dios es distinto, los pensamientos de Dios son distintos a los proyectos humanos. 

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En el mes de la Biblia y con la imagen del Santo Padre Pio quien  falleciera el 23 de septiembre de 1968, San Giovanni Rotondo, Italia

¿Qué es lo que le va a decir Jesús? Se da vuelta y le dice, retírate, ve detrás de mí, Satanás, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. Sobre esto hay que afirmar nuevamente, como ya lo viene haciendo la Iglesia desde los primeros indicios de esta cultura en la que nosotros vivimos, que va acomodando la fe a sus preferencias y va achicando la cruz y va evitando los sufrimientos y los esfuerzos y el sacrificio y el trabajo por la vida espiritual, el cristiano se ha convertido en muy perezoso, vagos en la fe podríamos decir, porque en realidad no nos importa esforzarnos por ser santos ni tampoco por evitar el pecado, tomamos las cosas como vienen y en realidad las aceptamos sea como sea y en el fondo de a poquito vamos perdiendo la conciencia, no solo la conciencia de pecado, sino que además ya no nos estamos esforzando por ser mejores y por superarnos, sino que nosotros nos vamos adaptando a las exigencias del mundo de hoy y tratamos de decirle a Dios la cosa es distinta, no es como vos nos decís y por esa razón también suceden, dominan tendencias que son más bien de una religiosidad a la carta de una religiosidad que se acomoda a las pocas exigencias que nosotros tenemos en relación a la vida no solo moral sino sobre todo a la vida de fe, por eso cuando Jesús después que le dice a Pedro retírate ves detrás de mí Satanás porque tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres.

Él exhorta a la multitud diciéndole el que quiera venir detrás de mí que renuncie a sí mismo que cargue con su cruz y me siga porque el que quiera salvar su vida la perderá y el que pierda su vida por mí y por la buena noticia la salvará y aquí volvemos a la cuestión de quién es Jesús para mí porque en esto se juega cuánto vale Jesús para mi vida, vale la pena que yo renuncie a un estilo de vida mundano para seguir a Jesús, el amor que yo le tengo, la fe que yo tengo en él justifica las renuncias que él me pide y me exige, estoy dispuesto yo a hacer este paso de renuncia y de sacrificio para vivir según lo que él me dice y no según lo que yo digo y en esto hay una confrontación con Pedro que era la cabeza en donde aparece que el proyecto de Dios es muy distinto y dista enormemente de los pequeños proyectos que nosotros podamos llegar a tener que incluso hasta el mismo Jesús le costó porque en el huerto de los olivos el señor le dijo al padre, padre si puedes que pase de mí este cáliz, Él estaba manifestando que le resultaba muy difícil cumplir con su voluntad no era algo actuado histriónico era algo real me está costando, por eso dice el texto que sudó gotas de sangre justamente porque para indicar cuánto le costaba aceptar que su padre lo mande a entregar su vida por el pueblo y por esto Jesús les anticipa que el que quiera venir detrás de mí que renuncie a sí mismo, por eso él les había dicho el que no tiene el que no me ama más que a su padre que a su madre que a su mujer y a sus hijos y el que no da la vida por mí por el evangelio no es digno de mí porque hay un valor que supremo, porque reconocemos en la persona de Jesús a Dios hecho hombre, por eso el valor de la fe es un valor superior a los pensamientos acomodaticios que nosotros realizamos que no sirven sino para estar tranquilos y para vivir más o menos una vida sin compromisos, nada más que sirviéndonos del mundo para el bienestar propio pero sin entregar la propia vida sin sacrificarnos sin esforzarnos por ser mejores esto tiene una connotación y unas consecuencias muy fuertes a la hora de la vida, de la relación entre la fe y la vida social porque la sociedad con la presencia mayoritaria de los cristianos católicos debería tener otro sabor y sin embargo notamos que dé a poquito vamos dejando avanzar la mundanidad entre nosotros y nuestros criterios nuestros pensamientos nuestros proyectos no son sino formas mundanas acomodadas más o menos acomodadas para que no estén tan reñidos con la fe pero en el fondo terminamos cediendo a esa tentación de dejarnos llevar por esta corriente de mundanidad.

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En la homilía el obispo destaca la importancia de la identidad de Jesús y cómo esta pregunta "¿Quién es Jesús para ustedes?" es fundamental para la fe. 

 Santiago nos va a decir en la segunda lectura que en realidad la fe y las obras están íntimamente ligadas que yo no puedo disociar como lo hizo Lutero en su momento originando un error de concepto grave que consiste en creer que yo voy a alcanzar la salvación sólo con la fe y eso sucedió siglos después pero siglos antes Santiago estaba respondiéndole anticipadamente a Lutero cuando, él le dice así como dicen algunos tienen fe, otros tienen obras, yo te digo muéstrame tu fe sin obras que yo por mis obras te mostraré mi fe el grado de relación íntima que hay entre la fe y las obras nos llevan a mirar que sin este vínculo coherente entre fe y obras no hay autenticidad y no hay santidad.  Le pidamos al señor que en este día en que estamos en comunión en toda la iglesia celebrando también, ayer celebramos la exaltación de la Santa Cruz, hoy a nuestra madre de los Dolores y en torno a Jesucristo crucificado que podamos asumir que nuestra vida sin perder la alegría y el gozo que significa servir al Señor, asumir que no es posible una vida de santidad sin esfuerzo sin trabajo sin oración sin meditación sin lectura de la palabra de Dios y en ese trabajo cotidiano por identificarnos cada vez más a los criterios de Dios y a su vida. Que la santísima Virgen nos ayude nos acompañe a vivir en plenitud esta vocación. 

 

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