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Obispo Díaz: "Pentecostés es el inicio de la Iglesia; es salir y anunciar el Evangelio"

Monseñor José Antonio Díaz, Obispo de la Diócesis de Concepción, dio su homilía en un día tan importante para la Iglesia como es Pentecostés.

RELIGION 28 de mayo de 2023 Vientos Tucumanos Noticias Vientos Tucumanos Noticias
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Mons. José Antonio Díaz en la misa de Pentecostés / foto VIENTOS TUCUMANOS

"Este Pentecostés es para nosotros el momento en el que la vida de la Iglesia comienza a manifestarse claramente, abiertamente, porque la experiencia de los apóstoles que estaban encerrados por temor a los judíos, estaban viviendo ese impas de dolor, pero también de duelo, de espera, hasta que Jesús aparece resucitado delante de ellos y luego se queda un tiempo con ellos, hasta la ascensión del Señor y luego el envío del Espíritu Santo. Cuando llega el Espíritu Santo sobre la iglesia, la palabra eclesia en griego significa asamblea, estaban reunidos justamente como una asamblea y reunidos junto con María. Y era un momento de espera, un momento de oración. Y eso fue lo determinante, lo que conformó a la iglesia en el principio".

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"Por eso uno de los cambios del concilio Vaticano II fue justamente reunirnos en torno a una asamblea. Quienes recuerdan la misa como era antes del Concilio Vaticano II, se acordarán que el sacerdote estaba de espaldas al pueblo y rezaba en latín, salvo la homilía que la decía en lengua local. Pero eso significaba toda una forma de pensar la Iglesia. Y el Concilio Vaticano II redescubre justamente, llevado por esta moción del Espíritu Santo, que la iglesia es una asamblea. Lo que el Papa está enseñándonos en este tiempo de sinodalidad también tiene que ver con eso, la Iglesia es una asamblea, una comunidad. Y una comunidad que comparte, una comunidad que habla, una comunidad que escucha, una comunidad que camina en sintonía entre todos. Ser iglesia significa no sólo participar de actos cultuales, no sólo ser espectadores, sino interlocutores, compartiendo el mismo espacio físico, pero también sabiendo que formamos parte de un ámbito espiritual común. Lo que hemos escuchado en la segunda lectura tiene que ver con esto. Como iglesia, nosotros somos alentados por el Espíritu, animados por el Espíritu, y cada uno tiene carismas para ponerlos al servicio de los demás. Cada uno ha recibido dones para ponerlo al servicio de los otros. Por esto, cada vez que nos reunimos, no es solamente para cumplir un precepto y decir, bueno, ya fui a misa, sino que pertenezco a una comunidad en donde nos saludamos, en donde hablamos, en donde rezamos, cantamos juntos sintiendo que somos parte de un mismo cuerpo, que es la Iglesia. Este cuerpo no es solo cuerpo, no es solo estructura, es sobre todo un cuerpo que está animado por el Espíritu Santo y que nos hace caminar. Si no fuera por el Espíritu Santo, nosotros no podríamos reconocer a Jesús, nadie podría decir Jesucristo es el Señor si no estuviera animado por el Espíritu Santo, es lo que hemos escuchado en la segunda lectura".

"Y todos los carismas y gracias que la iglesia ha recibido están puestos en tensión hacia una unidad, es el espíritu de la unidad, el Espíritu Santo es el que nos une, porque es el mismo espíritu el que nos hace tender en un mismo sentido. Por eso la iglesia se conforma como asamblea, camina como pueblo, tiene como meta el reino de los cielos, pero el camino, la verdad y la vida siempre es Jesús. En Él nosotros formamos un solo cuerpo, pero un cuerpo animado por este mismo espíritu que nos hace tender hacia los bienes del cielo. Por esa razón, cuando nos reunimos, buscamos y pedimos que sea el Espíritu el que nos asista. Antes de la pasión, el Señor ya les había anunciado este momento. Y luego de la resurrección, cuando se aparece delante de los discípulos, lo primero que les dice es la paz esté con ustedes, que será justamente lo que tendrán que decir los discípulos cuando vayan a evangelizar, la paz esté con ustedes. La fe cristiana comenzó siendo no sólo una acción, sino también una proclamación de la paz que viene de Dios. Esa paz que tanto anhelasmos y que tanto buscamos. Pero es una paz que está llena de alegría porque ha visto al Señor".

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"Cuando los discípulos tocan, ven, palpan, tienen la experiencia de la presencia del Resucitado y por lo tanto experimentan la alegría de saber que Él está en medio de ellos, en medio nuestro. Ese es el motivo de la iglesia para estar en paz, para vivir la alegría y sobre todo para ir y anunciar y comunicar el Evangelio del Señor. Por eso Pentecostés es para nosotros el inicio de la vida de la Iglesia y ese tiempo de gracia que se prolonga hasta los últimos tiempos. La obra del padre caracterizado en el momento de la creación, la obra del hijo sintetizado en su vida, pasión y encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección, y la obra del Espíritu que se prolonga a lo largo de la historia, en el resto de la historia".

"Este es el gran desafío que nosotros tenemos como discípulos del Señor, dejándonos conducir por el Espíritu Santo, salir, caminar, andar, misionar, encontrarnos con aquellos que no tienen fe, anunciar el Evangelio, para esto estamos. Por eso Pentecostés es una hermosa oportunidad para volver a sentirnos en comunión con los apóstoles, volver a sentirnos en unidad, volver a sentirnos llamados y enviados, volver a sentir que el Señor nos necesita y nos necesita evangelizadores, misioneros. Pentecostés es para nosotros este principio motor que nos hace superar incluso nuestros límites. Porque cualquier persona que diga yo no sé, yo no puedo, porque no tengo fuerza, porque no tengo elocuencia, porque no sé hablar, porque no he estudiado, por lo que sea, queda superado por esta experiencia de los apóstoles que eran hombres rudos, hombres que no han tenido estudios y que sin embargo salen y hablan con claridad delante de todos aquellos que los estaban escuchando en ese momento y todos los entienden en su propia lengua. Con esto está diciendo el Señor, no tengan miedo, no tengan miedo, salgan, hablen, anuncien, proclamen que el reino de los cielos está cerca, evangelicen que para eso están. Y como iglesia no podemos estar esperando que la iniciativa la tomen empezando por el Obispo, siguiendo por los sacerdotes, por los religiosos, religiosas. El laicado está llamado a asumir una responsabilidad y una iniciativa que si no la toman ustedes, difícilmente el Evangelio va a penetrar en los ambientes en donde cada uno de ustedes está, empezando por la familia, siguiendo por los ámbitos laborales en donde cada uno desarrolla su vida. Pentecostés entonces representa y es como el motor, el inicio de esta historia de amor, de pasión por la evangelización que generó la Iglesia y generó en la Iglesia y ojalá que lo podamos vivir en plenitud. Que la Santísima Virgen nos acompañe en este camino y en este desafío".

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