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Obispo Díaz: "Lo que hace bueno a un niño es el sentirse amado"

Monseñor José Antonio Díaz, Obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, envió un reflexivo y profundo mensaje por el día de la niñez.

RELIGION 20 de agosto de 2023Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
Monseñor
Foto / archivo VIENTOS TUCUMANOS

"La niñez representa una de las etapas más vulnerables de la existencia humana. No comienza con el nacimiento, comienza con la concepción. Eso es lo primero que hay que decir, porque estamos viviendo un tiempo en el que no se reconoce la dignidad del ser humano desde el momento de la concepción y los derechos humanos están reconocidos desde ese instante. El ser humano es un continuo entre la concepción y su muerte natural.

Bueno, y el mensaje en primer lugar es a la sociedad toda, porque si nosotros trabajamos, trabajamos para otros, trabajamos para dejar un legado para aquellos que son las nuevas generaciones y que son los que de alguna manera van a trabajar luego, nos van a reemplazar en lo que cada uno de nosotros tiene, en todos los ámbitos. Como familia, como sociedad, como instituciones, como profesiones. Ellos son los que vienen y necesitan estar acompañados. Acompañados en un proceso de conciencia, de su dignidad, que eso se lo hace principalmente desde la valoración que ellos reciben mediante el afecto. Un ser humano se valora a sí mismo en la medida en que es valorado por otros. Si yo a un niño le digo que no sirve y lo quiero enderezar a golpes, diríamos, sin duda que voy a estar haciéndole un gran daño, porque no le voy a estar haciendo saber el valor a través de un gesto de afecto, sino que le voy a estar haciendo sentir la vara de la penitencia. Lo que los hace buenos es el sentirse amados. Y eso se aprende en el seno del hogar principalmente. Sabemos que nuestras familias están pasando un momento de disolución, de ruptura, pero es bueno que trabajemos para que la experiencia de la niñez sea una experiencia constructiva, edificante, y ellos puedan sentirse queridos, amados, aceptados, valorados y estimulados a ser mejores.

Si esta etapa de la niñez tiene buena alimentación, no solo en cuanto a los alimentos para el cuerpo, sino también para la vida espiritual y también la vida psíquica, esa persona tiene una plataforma que le va a ayudar el día de mañana a desplegar todo su potencial. Pero si es chicaneado desde pequeño y de a poquito en lugar de afecto van experimentando rigor solamente, entonces probablemente ellos nunca sepan lo que significa el valor de su persona. Esto en primer lugar. Y en segundo lugar, a los educadores no nos olvidemos que tienen mucha tarea por hacer. Dentro de la Iglesia como en las escuelas públicas, privadas, todos tenemos la tarea de construir al ser humano que está empezando a caminar en la niñez. Y esto se hace mediante un acompañamiento de procesos, de palabra, de actitudes, de tal manera que cuando ellos salgan de esta etapa salgan más sólidos en su conciencia y en su vida. Y por último un mensaje especial a cada uno de los niños, que sepan que tienen que ser felices, tienen que ser libres, tienen que jugar mucho pero también tienen que ir aprendiendo las responsabilidades principales en la vida. Los niños tienen mucho por aportar de alegría, de espontaneidad, de frescura, tanto que Jesús dijo aquel que no se haga como niño no va a entrar en el Reino de los Cielos".

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