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“Nuestra garganta es un instrumento muy importante de evangelización, mediante la palabra nosotros estamos comunicando la vida de Dios”

El Obispo José Antonio Díaz, celebro la eucaristía en el día de San Blas y bendijo la garganta de todos los presentes. Homilía completa del prelado.

RELIGION 03 de febrero de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
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La falta de vitalidad de la Iglesia depende en gran medida de haber perdido la sal, es decir, el sabor.

bendiciones 3El Obispo José Antonio díaz también recibió el signo de la bendición de su garganta .

Día de San Blas – Bendición de las gargantas en Iglesia Catedral de la Diócesis de la santísima Concepción:

En este sábado, en el que vamos a incorporar, aunque ya no corresponde litúrgicamente, porque el día de San Blas culmina con las primeras vísperas, en este caso, por ser primeras vísperas de domingo, pero sin embargo lo vamos a hacer como signo justamente de ese afán de buscar el bien y de buscar la salud de aquellas personas que están enfermas. El gesto es muy simple, colocar las candelas, las velas bendecidas ayer, el día de la Candelaria, en las gargantas. Lo tenemos que hacer con fe, porque sólo con fe se puede recibir el signo. Y lo tenemos que hacer pensando en que esta garganta es un instrumento muy importante de evangelización, porque mediante la palabra nosotros estamos comunicando la vida de Dios. Que al recibir este signo, entonces, recibamos también el envío de ir y anunciar el Evangelio a toda la creación.

bendiciones 2La tradicional fiesta de San Blas y el signo de la bendición de las gargantas 

Reflexión del evangelio del domingo, en la homilía de monseñor José Antonio Díaz:    

Es decir, Jesús no se apega a un lugar, ni se encierra ni se enfrasca en una casa, sino que abre las puertas para ir y visitar y saludar a la gente. Y esa característica de Jesús es muy típica, de estar en medio de la gente.

Y esto es una fuerza evangelizadora de presencia, de palabra, de sanación, porque Él cura las enfermedades de las personas que adolecen de algo, las anima, las alienta. Y en la segunda lectura escuchamos un complemento de esto, en donde el apóstol dice, hay de mí si yo no evangelizara. Con lo cual está sintetizando toda la vida de Jesús.

Hay de mí, hay una imperiosa necesidad, hay una imperiosa necesidad de anunciar el Evangelio. Cuando no sentimos esa necesidad de anunciar el Evangelio, es porque en el fondo el Evangelio todavía no nos ha tocado el corazón. Estamos ahí como partícipes formales, pero sin la vitalidad que se necesita para movilizarnos, salir de nuestros espacios e ir al encuentro con los otros, anunciar a Jesucristo.

La falta de vitalidad de la Iglesia depende en gran medida de haber perdido la sal, es decir, el sabor, de haber perdido el entusiasmo y las ganas de anunciar el Evangelio. Y eso se puede convertir en lo que dice Job en la primera lectura, se puede convertir en una jornada vacía, en una rutina sin nada. Porque cuando uno vive la vida nada más que en función de necesidades urgentes y de la búsqueda de gratificaciones, y no siente la necesidad imperiosa de salir de uno mismo para ir al encuentro de aquellos que me necesitan, ahí la vida comienza a vaciarse. Y a nosotros nos están acostumbrando a que la felicidad es esa especie de consumir, consumir, consumir, y de autorreferencialidad, y el Evangelio nos invita a salir, salir, salir de nosotros mismos para ir al encuentro con el otro, que significa escucharlo, mirar sus necesidades concretas, descubrir su necesidad y ayudarlo.

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Mons. José Antonio Díaz, obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción 

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