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ESCUCHA LA HOMILÍA COMPLETA: "El amor a Dios se demuestra a través de la obediencia a sus mandamientos"

El Obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, José Antonio Díaz, reflexionó en la Homilía de este domingo en la misa en Iglesia Catedral (Concepción, Tucumán).

RELIGION 28 de abril de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias

Homilía Monseñor José Antonio Díaz

Homilía Monseñor José Antonio Díaz, domingo 28 de abril 2024

"La exhortación a permanecer unidos a Jesús es una exhortación que brota de la experiencia de que los discípulos, a pesar de haber visto toda la experiencia de lo que hizo y dijo Jesús, de su coherencia, su fuerza, sin embargo, no pudieron permanecer. No pudieron permanecer en oración porque en el huerto de los olivos ellos se quedaron dormidos. No pudieron permanecer al pie de la cruz. No pudieron permanecer fieles a lo que habían dicho delante de Él, que darían la vida por Él para defenderlo. Y es un dato que a los seres humanos nos cuesta perseverar y permanecer, y somos más propensos a la búsqueda de novedades y a este afán de cambiar permanentemente.

Había un filósofo en la antigüedad que decía que todo cambia y nadie se baña dos veces en las mismas aguas del río, Heráclito, y otro filósofo que decía, todo permanece, nada cambia. Y haciendo síntesis de estos dos filósofos, Aristóteles dijo, todo permanece cambiando y todo cambia permaneciendo. Pero en este cambio y en este permanecer, uno tiene que saber distinguir lo que es esencial y lo que es accidental, aquello que verdaderamente vale la pena sostener, porque son valores que están en la base misma de la persona humana, de la convivencia humana, y hay otras cosas que en realidad se desechan, naturalmente se desechan. El cuerpo humano se renueva de una manera permanente, pero no por eso deja de ser quien es la persona.

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Toda persona humana mantiene esta dinámica de una renovación constante, pero nunca se quita la esencia a sí mismo. Al contrario, nosotros nos consolidamos en nuestra identidad y en lo que somos en la medida en que vamos dinámicamente renovándonos y creciendo. En esa dinámica, permanecer es una tarea que tiene que ver con la fe, si no creen, no permanecerán, decía el profeta, tiene que ver con la fidelidad, tiene que ver con el amor, tiene que ver con la fe porque si no creemos no tendremos motivos para perseverar y para permanecer. Tiene que ver con la fidelidad porque hay una alianza de por medio, una alianza que hemos hecho con el Señor y a Él nosotros le ofrecimos nuestra vida desde el momento mismo del sacramento del bautismo. Tiene que ver con el amor porque si no hay vínculo amoroso, no hay permanencia, perseverancia, no hay entronque, diríamos, en la vida de Dios. Si una rama queda separada del tronco, del árbol, se seca, como hemos escuchado, se seca y se seca porque no está ligada a la savia que lo alimenta.

Nuestra vida debe ser valorada desde esa savia permanente que es la gracia de Dios que nos hace estar en comunión con Jesús. Por eso cuando celebramos la Pascua del Señor necesitamos junto con Juan en este capítulo 15 de su Evangelio, mientras cenaba Jesús con ellos, comienzan estos discursos de Jesús en donde Él los exhorta a permanecer en su amor. El amor no es una declamación, se define sobre todo como un obrar, porque el amor es concreto, el amor transforma la realidad, el amor tiene sentido de realidad. Por eso el que ama se aproxima a Dios, no hace teoría o romanticismo acerca de la experiencia amorosa, sino sobre todo lo evalúa en la eficacia concreta, cómo voy yo a saber si soy fiel a Dios, si permanezco en Dios, si guardo sus mandamientos. En la medida en que soy fiel a la voluntad de Dios, en esa medida puedo decir permanezco en el amor a Dios y mi vínculo fuerte con Dios también se hace vínculo fuerte con los hermanos.

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La experiencia del permanecer en un contexto de cambio permanente y tan rápido, tan acelerado como los que estamos viviendo en los tiempos que corren, puede llegar a confundirnos, porque con mucha facilidad algunos creen que hay que cambiar todo, empezar de cero, cambiar las pautas, cambiar los criterios, cambiar los principios, cambiar los valores, barrer con todo, empezar de nuevo y bajo qué ley, bajo qué criterio.

Por eso la posmodernidad es tan frágil, justamente porque no está sentada en principios sólidos, que lo buscaba la era moderna, pero en la era posmoderna pareciera ser cansado quizás de algunos fracasos de las eras históricas anteriores, muchos dicen hay que vivir la vida simplemente desde los emergentes emocionales, sensibles, superficiales, desde el mero disfrute de la vida, no importa si eso nos edifica o no como personas, que cada uno haga lo que quiera, etc. Pero la ley de Dios siempre va a permanecer y la ley de Dios le da consistencia y solidez a la convivencia humana, por eso si queremos evaluar nuestra vida personal, familiar y social necesitamos preguntarnos si la ley de Dios rige en nuestra vida, en nuestras vidas como los principios fundantes, como los principios que están en la base misma de la convivencia social. Este domingo el Señor nos ayude a vivir en el amor para estar en comunión con el Señor, pero sobre todo a vivir en este contexto de fidelidad a la alianza que Jesucristo ha sellado con su propia sangre, solamente así nosotros como cristianos y como católicos tendremos la oportunidad de decir a ver si esa es nuestra contribución fundamental en la edificación de una sociedad justa y más fraterna.

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Que el Señor nos ayude porque en esta medida nosotros podremos experimentar que tenemos una columna vertebral, que no estamos desarticulados ni segmentados y que no vivimos a esa especie de aventura de querer experimentar la vida simplemente como decíamos recién un emergente espontáneo en donde lo que vale es lo que me gusta y no aquello que le gusta a Dios, no aquello que Dios me ha mandado, la ley de Dios es fundamental para entender y para evaluar los caminos que nosotros emprendemos. La iglesia desde el principio ha vivido en esta constante evaluación de si su respuesta era de acuerdo a la voluntad de Dios, que este domingo sirva sobre todo para volver a Dios y volver a mirar el vínculo comunional, el vínculo fraterno, el vínculo profundo con Dios y los hermanos y nuestro permanecer en Dios y en comunión los unos con los otros".

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