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"Una sociedad de individuos autónomos, hiperconectados, pero sin vínculos humanos, termina siendo deshumanizante"

El obispo José Antonio Díaz, hablo en el Solemne Tedeum en la Iglesia Catedral de la Diócesis de la Santísima Concepción, ante las autoridades presentes.

RELIGION 09 de julio de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
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Todos tenemos igual dignidad, los mismos derechos fundamentales, pero no todos son reconocidos en la misma medida.

Queridos hermanos, cada 9 de julio celebrando la declaración de la independencia de nuestra patria, ponemos en el centro de la escena el valor de nuestra libertad y autodeterminación, ser libres y poder decidir sobre los destinos de nuestra nación es un logro extraordinario que a su vez conlleva el enorme desafío de aprender a discernir y ponderar con sabiduría e inteligencia lo que conviene en el conjunto de los argentinos que habitan en nuestro suelo.

Tedeum bEl obispo José Antonio Díaz saludó a las autoridades presentes en el Solemne Tedeum 

Dios nos ha hecho libres, capaces de pensar, amar, tomar decisiones. Hoy nos reunimos en esta iglesia Catedral para alabar a Dios que nos ha creado a su imagen como personas capaces de autodeterminarse y buscar la dicha felicidad, nos ha hecho necesitados los unos de los otros, complementarios, de modo que nadie pueda decir que es autosuficiente prescindiendo de los demás, somos hijos de un Dios uno y trino y llevamos el sello del imperativo de vivir en comunión, de modo que si queremos alcanzar una vida digna y plena en lo personal, debemos buscar en la comunidad el ámbito apropiado para el desarrollo humano, el espacio de encuentro en el que somos reconocidos como parte y en el que podemos desarrollar todo nuestro potencial.

Sin comunidad, sin vínculos, no hay desarrollo personal. El conocimiento de la dignidad y los derechos humanos no serían posibles. En algunos ámbitos existe la tendencia de creer que el ideal de la libertad es la autonomía absoluta respecto de los demás, ese no es el diseño original. Una sociedad de individuos autónomos, hiperconectados, pero sin vínculos humanos, termina siendo deshumanizante. Por otro lado, la libertad que recibimos como un don, no puede ser usada como pretexto para dejarnos llevar por el caprichoso antojo de nuestras pasiones y las búsquedas desenfrenadas de imponer nuestra voluntad sobre los otros y según nuestras conveniencias personales y sectoriales.

Tedeum cEl prelado destacó el gesto de nuestros libertadores e invito a construir una comunidad mas inclusiva 

Eso implicaría que la convivencia social y democrática esté regida por la ley de la selva, o sea, la ley del más fuerte. Con la consecuencia de que la democracia se convierta en una puja salvaje en busca de predominio de unos sobre otros sin importar los que quedan fuera del sistema, sistema que suele ser diseñado para beneficio de unos pocos. Cuando el bien particular está sobre el bien común, ya no vivimos en un sistema democrático sino en una tiranía de unos pocos sobre el resto.

Además, no sería realista afirmar una libertad abstracta libre de cualquier condicionamiento, contexto o límite. Por el contrario, el recto ejercicio de la libertad personal exige unas determinadas condiciones de orden económico, social, jurídico, político y cultural que a menudo no se cumplen. En este sentido, podemos decir que unos son más libres que otros. El Papa Francisco se ha detenido especialmente en este punto.

TedeumLa Iglesia Catedral de vistió en Celeste y Blanco, por el Solemne Tedeum por el día de la Independencia Nacional 

Algunos nacen en familias de buena posición económica, reciben buena educación, crecen bien alimentados y poseen naturalmente capacidades destacadas. Ellos seguramente no necesitarán un estado activo y solo reclamarán libertad. Pero evidentemente no cabe la misma regla para una persona con discapacidad, para alguien que nació en un hogar extremadamente pobre, para alguien que creció con una educación de baja calidad y con escasas posibilidades de curar adecuadamente sus enfermedades. Si la sociedad se rige primariamente por los criterios de la libertad de mercado y de la eficiencia, no hay lugar para ellos. La fraternidad será una expresión romántica más. Por lo tanto, es indispensable comprender que la liberación de las injusticias promueve la libertad y la dignidad humana en todos los niveles y relaciones de las acciones humanas.

Para que sea posible una auténtica libertad, tenemos que volver a llevar a la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Todos tenemos igual dignidad, los mismos derechos fundamentales, pero no todos son reconocidos en la misma medida. Muchos no viven en condiciones acordes a la dignidad humana. Por eso, si queremos medir nuestra libertad como pueblo, necesitamos medir el nivel de vida digna de sus integrantes. Que nuestra madre nos acompañe en nuestro caminar como pueblo para vivir en la búsqueda de una mayor libertad más plena en el respeto pleno de los derechos humanos y de la dignidad humana. Que así sea.

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