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Noche Buena y Navidad: “Lo que da alegría realmente a nuestra fiesta, a nuestro encuentro familiar, es el nacimiento de Jesús”

El Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción, Pbro. Fabián Brito, destacó que lo que nos da alegría es saber que Dios está, que Jesús está, que se ofrece para nuestra vida y eso es el motivo que nos alegra en la Navidad.

RELIGION 23 de diciembre de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
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Pbro. Fabián Brito, Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción.

Hoy la figura que nos convoca, que aparece en el Evangelio, es la figura de la Virgen embarazada. Y si miramos con una primera mirada el Evangelio de hoy, podemos pensar que lo que nos quiere mostrar la Palabra es esa solicitud de María, que sabiendo que Isabel era una mujer grande, que estaba embarazada por dar a luz, ella se solidariza y la va a acompañar. Pero en realidad el Evangelio quiere decirnos algo más que esto. No es que la caridad de la Virgen no sea real, sino que hay algo más que nos quiere relatar el Evangelio. Para eso tenemos que tener presente un texto del Antiguo Testamento, el libro de Samuel, donde se nos relata el momento en que el Rey David puede hacerse al final del trono, luego de un tiempo y de luchas internas en el Reino, puede ser coronado Rey. Y el primer acto de gobierno que él tiene es traer el Arca de la Alianza hacia la ciudad de Jerusalén. 

Alegria BEl Arca de la Alianza es un cofre de madera y de oro que contiene en su interior las Tablas de la Ley, que era lo más sagrado que poseía el pueblo de Dios hasta ese momento. El relato bíblico nos dice que cuando comienza a trasladarse el Arca, David la va a encontrar y tiene esta expresión, ¿Quién soy yo para que mi Señor venga a mi casa? Algo similar a lo que decía Isabel cuando la saluda a María, ¿Quién soy yo para que la Madre de mi Señor venga a visitarme? Luego también el relato bíblico de Samuel nos dice que mientras avanzaba el Arca, iba adelante David saltando, cantando, bailando con alegría por ese momento que estaba viviendo. Es lo que sucede también en el Evangelio cuando Isabel oye el saludo de María, su niño Juan el Bautista que estaba en su vientre salta de alegría, salta de gozo. Con esto el Evangelio quiere decirnos que María es la nueva Arca de la Alianza, que posee en su interior, en su vientre, lo más sagrado que tiene Dios y que tienen los hombres, que es la persona de Jesús. María es la que lo lleva Jesús en su vientre y la que lo hace presente donde va. Por eso nosotros ya desde ahora podemos de algún modo celebrar la Navidad, no porque el niño haya nacido sino porque ya está, está en el vientre de María, está en su mamá embarazada. 

Alegria CEl Pesebre en un lugar central en este cuarto domingo de adviento - Iglesia Catedral en Concepción 

Algo que es obvio para nosotros, pero no para todo el mundo es que una mujer embarazada, además cuando la miramos a ella no solamente miramos a ella sino también de algún modo miramos a su hijo que trae en su vientre. María lo hace presente a Jesús, María nos lo trae a Jesús. La palabra de la segunda lectura nos hablaba de esto, nos decía ahí el texto de la Carta a los hebreos poniendo estas palabras en el labio de Jesús. Decía, tú no quieres sacrificios ni holocaustos, pero me has dado un cuerpo y aquí estoy Señor para hacer tu voluntad. El cuerpo de Jesús se va formando en el vientre de María, ese cuerpo es el que después se ofrece en la cruz, ese cuerpo es el que después se ofrece en la Eucaristía y es alimento para nosotros. El cuerpo de Jesús se está formando en el vientre de María, ese es el misterio que contemplamos hoy. Ya el Señor presente, pero con la presencia de su madre. 

Por eso María para nosotros es aquella que nos lo hace presente a Jesús. El texto del Antiguo Testamento dice que el Arca de la Alianza permaneció tres meses en la casa de un tal Obededón y fue un motivo de mucha alegría para aquella comunidad. Igualmente, el Evangelio nos dice que María permaneció tres meses en la casa de Isabel y fue también un motivo de alegría. María está siempre con nosotros, motivo de alegría porque nos lo trae a Jesús. Esto es lo primero que somos invitados en esta palabra y en este domingo, alegrarnos, alegrarnos porque más allá que la Navidad podamos encontrarnos y padecer y sobrellevar dificultades, contratiempos o el dolor por la ausencia de algún ser querido, lo cierto es que lo que nos da alegría es saber que Dios está, que Jesús está, que se ofrece para nuestra vida y eso es el motivo que nos alegra en la Navidad. 

Puede haber muchas luces, comida abundante o no, puede haber lo que haya, pero lo que motiva nuestra alegría es Dios que nace para nosotros. Podemos ser buenos o malos, estar envuelto en pecado y en pobrezas o caminar en la gracia y en la santidad, pero ahí no está el motivo de nuestra alegría sino el nacimiento de Jesús y la Virgen nos lo hace presente. Por eso alegrarnos es la primera invitación que nos hace la palabra. Pero si miramos esta imagen de María embarazada que le ofrece al niño y también pensar en la Iglesia que lo debe ofrecer, lo debe ofrecer a Dios, lo debe ofrecer a Jesús a los hombres y cada uno de nosotros tiene la tarea de tenerlo a Jesús para poder ofrecerlo. Y en esto todos tenemos una doble tentación. Por ahí podemos tener la tentación de querer darlo a Jesús sin tenerlo nosotros, de querer ofrecerlo sin poseerlo primero. Podemos hacer muchas cosas buenas, muchas cosas que ayudan a los demás, muchas obras buenas, pero si no rezamos, si no alimentamos nuestra fe, si no comulgamos con frecuencia, difícilmente lo tengamos a Jesús y nadie da lo que no tiene. 

alegria APodemos hacer muchas cosas buenas en este tiempo de Navidad. En este tiempo de Navidad hay muchos voluntarios que ofrecen servicios a los demás. Ahora no siempre ofrecemos a Jesús. O podemos caer en el otro error de tenerlo y no compartirlo, de poseerlo y guardarlo para nosotros. Es la tentación a la que caemos los cristianos devotos, los cristianos practicantes, pero que frente a los demás disimulamos nuestra fe. Por poderes humanos no compartimos nuestra fe. No compartimos con los demás que lo que nos da sentido a la vida es la fe en Jesús que nace para nosotros en Navidad. Yo los quiero animar a que en este 24, en esta noche buena, cuando llegue la cero hora podamos, luego de saludarnos, bajar un poquito la música y poder encontrarnos en torno al pesebre, rezar a un Padre nuestro en familia y así compartimos con los demás nuestra fe. Compartimos y tomamos conciencia de que lo que da alegría realmente a nuestra fiesta, a nuestro encuentro familiar, es el nacimiento de Jesús. Si no nos vamos a quedar en mitad de camino. Pidámosle a María que pueda ayudarnos en este camino de preparar la Navidad, que nos podamos alegrar, que podamos descubrir la causa de nuestra alegría que es su Hijo Jesús, que podamos poseerlo en nuestra vida y que lo podamos compartir con los demás. Que no tengamos miedos ni pudores de presentarnos creyentes frente a los otros y de ser fieles a nuestras convicciones en donde estamos y con quienes nos encontramos. Vamos a ponernos de pie, vamos a profesar nuestra fe y siendo juntos.

 

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