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“El progresivo avance del narcotráfico es otro signo de la cultura de la muerte. Ataca por igual a ricos y pobres”

El obispo José Antonio Díaz, en presencia del Gobernador Osvaldo Jaldo y su gabinete, desnudó una cruda realidad de nuestra sociedad en su homilía, este 8 de diciembre.

RELIGION 10 de diciembre de 2025Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
Mons Diaz
"No podemos permanecer indiferentes ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad"

#VientosTucumanos te relata los momentos más fuertes de la #Homilía del obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción 

CULTURA DE LA MUERTE, ABORTO, DROGA Y ADICCIÓN AL JUEGO

Pasaron los años, y hoy podemos agregar que hay signos de haber perdido la vergüenza. Hemos perdido el sentido del pecado, ya no nos duele ni tememos a Dios, tampoco nos entristece ofender a Dios, eso sería signo de nuestro amor, más bien nos gana la indiferencia. Eso sí, cuando sentimos el peso de las consecuencias de nuestras malas decisiones, empezamos a buscar culpables sin asumir las propias responsabilidades, como sucedió también desde el principio y como consecuencia del pecado. De a poco, y sin que se note demasiado, vamos instalando y acostumbrándonos a formas de pensar y de vivir que están lejos de la voluntad de dios. Lo notamos en el avance de la cultura de la muerte, en la notable baja de la natalidad, que al principio creíamos que se trataba solo de una decisión de no tener hijos, pero después nos fuimos dando cuenta que también es fruto de los miles de abortos que se realizan a diario en nuestro país, convirtiendo a esta práctica en un verdadero genocidio. Es sangre derramada como la de Abel en manos de su hermano Caín, que clama al cielo. El progresivo avance del narcotráfico es otro signo de la cultura de la muerte. El problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo, no reconoce fronteras, ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países ricos y pobres, a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres. No podemos permanecer indiferentes ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones. No solo se destruyen vidas humanas, también a las familias que miran con impotencia cómo se derrumba la vida de sus hijos sin poder hacer nada para impedirlo. Vemos con dolor también el crecimiento de suicidios en nuestros adolescentes y jóvenes, en muchos casos de la mano del consumo problemático, el debilitamiento de los vínculos familiares y la pérdida del sentido de la vida. En el marco de una sociedad del cansancio, como le llaman algunos, vemos cómo nuestros adolescentes y jóvenes han optado por una vida de disfrute momentáneo, sin proyectos a largo plazo, con el único afán de una felicidad corta, sensible, intensa y consumista. Eso es caldo de cultivo para el avance de la ludopatía o adicción al fuego, y el afán interminable de búsqueda virtual, con el solo objetivo de mantenerse entretenidos, o más bien distraídos, evitando asumir la realidad con creatividad y responsabilidad.

NAVIDAD

Al culminar nuestras fiestas, nos queda una cosa pendiente, los frutos de vida nueva que deben surgir como signos de esperanza. Cada fiesta patronal es siempre el desafío de volver a la casa con propósitos renovados. No podemos celebrar a María, a la Inmaculada, a la Purísima, sin realizar profundamente nuestros procesos interiores, nuestras actitudes, nuestras palabras, los nuestros vínculos, nuestras relaciones, porque si no las revisamos, probablemente no la no la podamos cambiar, y en eso es muy importante que lo charlemos, que lo hablemos en el seno del hogar, en qué cosas tenemos que cambiar, en qué cosas tengo que cambiar y en qué cosas tenemos que cambiar. Pero como fruto de estas fiestas, los invito a que hagamos mate de por medio, un encuentro con la familia, un diálogo, exhortándolos mutuamente a encontrarnos más por el señor y entre nosotros. Pronto celebraremos la Navidad, será una hermosa oportunidad para que estos frutos aparezcan. Empezar, empecemos por despojar lo del materialismo consumista con que la hemos revestido, ese consumismo que pone los regalitos antes que al niño dios, olvidándonos que a quien tenemos que celebrar, el que está cumpliendo años, en realidad, es el niño, el niño Jesús, y a él tienen que ir nuestros regalos, y el mejor regalo que podemos hacerle es el de un corazón nuevo. Soldemos los vínculos, seguramente en la Navidad tendremos la oportunidad de abrazarnos y decirnos, perdóname, te perdono, ayúdame o, ¿en qué te puedo ayudar? Y todo eso implica que nos encontremos, que la Navidad sea una oportunidad profundamente vincular con dios y los hermanos, sin lo cual seguramente desperdiciaremos uno de los momentos más importantes del año.

 ENCUENTRO DEL BIEN COMUN Y LA AMISTAD SOCIAL 

Antes de venir aquí, hemos estado reunidos con distintas autoridades de nuestra provincia, hablando de lo que nos preocupa como ciudadanos, representantes y responsables de la sociedad. En ese contexto, hemos presentado la última exhortación del Papa León acerca del amor hacia los pobres. Siempre es bueno recordar que Jesús quiso quedarse y ser reconocido en ellos. De hecho, el juicio final consistirá en eso, en si lo hemos reconocido o no en los pobres, en los débiles, en los que tienen hambre, los que tienen sed, los que no tienen casa, los que no tienen vestido, los que están solos, olvidados en la calle. El rostro de Jesús en esas personas nos está esperando, y la Navidad también es una oportunidad para ir a la búsqueda de ellos. 

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