“Hay que reducir los niveles de conflicto y de violencia en el propio hogar, en ámbitos virtuales; este lenguaje agresivo que a veces domina la convivencia social”

Homilía completa del Obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, José Antonio Díaz, en la Misa Celebrada en la Iglesia Catedral en Concepción. 

Este discurso de Jesús en la última cena, que es como un discurso de despedida, Jesús se está despidiendo de los apóstoles y están los apóstoles entendiendo lo que va a venir, que paso a paso ellos van reaccionando según las circunstancias, en el momento de la cruz ellos no estuvieron, lo traicionaron, lo negaron, estuvieron ausentes, y después Jesús los volvió a reunir, se apareció delante de ellos, se manifestó a ellos, y durante todo este tiempo de Pascua hemos estado contemplando esas distintas apariciones de Jesús a los apóstoles manifestándose con una invitación concreta, vean, toquen, tienen algo para comer, les preparó la comida, o sea, una prolongación aunque con una situación totalmente nueva, que ellos no terminaban de entender, incluso en el momento de la ascensión, algunos todavía dudaban, dice el texto de Lucas. 

Entonces es como que cuando uno contempla todo este camino, este proceso, y lo traslada a la propia experiencia, uno siente que también muchas veces, en medio de las dificultades, sobre todo ese signo de dolor y de muerte, que muchos lo interpretan como un signo de fracaso, de estar crucificado en medio de dos malhechores, era como decir, a ver, la oscuridad venció a la luz. Son situaciones que también a nosotros nos tocan, porque muchas veces nosotros nos hemos sentido desalentados y oscurecidos por nuestros miedos, por nuestros temores, por nuestros errores, equivocados, y todo eso tiene que ver con una historia de vida. Y cada uno de nosotros cuenta o puede contar la historia que ha tenido que transitar a lo largo de su vida. Más jóvenes, menos jóvenes, pero todos tenemos un camino hecho y un camino por hacer. 

Cierre del Eslabón N° 86 de la Diócesis de la Santísima Concepción - bajaron 38 mujeres. Mons. les dedico una reflexión muy rica en su homilía de la Misa dominical de las 20 horas.    

Eslabón N° 86 de mujeres 

Las jóvenes que hoy regresan de este eslabón número 86, ¿no? Nos hace recordar a tantos que tuvieron una experiencia similar y que les sirvió de arranque hacia una vida nueva, y otros perdieron la oportunidad. Porque son oportunidades que Dios nos da en las que uno puede darse cuenta de cuál es el sentido de la vida y contrastarlo con la propia experiencia de decir a ver en qué medida yo estoy respondiéndole al Señor o en qué medida estoy haciendo un camino paralelo y opuesto a la voluntad de Dios. Cuando uno se da cuenta de estas cosas trata de ajustar, enfocarse nuevamente, orientar la propia vida, llenarla de sentido y descubrir que vale la pena hacer todo un trabajo de discernimiento y de acompañamiento porque en realidad esto lo tenemos que ir haciendo entre todos. Así como no vamos a caminar solitos, sino que alguien nos tuvo que enseñar, en la vida de fe también pasa lo mismo. Y uno necesita enmarcar la vida cristiana. Los jóvenes necesitan de un contexto comunitario. Cuando vuelvan a sus hogares, vuelvan a sus estudios, a la tarea cotidiana, puede que crean que pueden solos y en realidad no es así. Necesitamos insertarnos y guardar perseverancia en la fe para poder sostenernos en el camino. 

Por la mañana el Obispo José Antonio Díaz, presidio el Solemne Tedeum por el 25 de Mayo, junto a las autoridades presentes. 

Aniversario del primer gobierno Patrio 

Hoy celebramos también un nuevo aniversario de la Revolución Patria desde el 25 de mayo de 1810 que para nosotros es como el inicio, el arranque de un país, de un pueblo que tuvo la determinación de ser autónomo, de tomar decisiones por su cuenta, de separarse de la corona española. Son decisiones que uno toma en la vida pero que permiten muchos frutos. Y en la vida personal pasa exactamente lo mismo. Uno tiene que tomar decisiones. No puedo quedarme con la experiencia bonita de que fue lindo, de que fue agradable, de que fue intenso, de que valió la pena. Si yo de acá no saco decisiones firmes que me den proyección hacia el futuro, probablemente toda esta sea una experiencia desaprovechada. Pero si yo me acerco al Señor y le pido ya con constancia, con paciencia, acompáñame y ahora que estamos preparándonos para la solemnidad de Pentecostés, hacer la novena al Espíritu Santo pidiéndole que nos dé la valentía de permanecer en los propósitos que uno pudo haber sacado de esta experiencia, entonces sí, uno va a dar frutos. Y uno de los frutos más destacados tanto para nuestra patria como para la vida de cada uno de nosotros es la paz. La paz es uno de los frutos del Espíritu Santo. El amor, la alegría, la paz, la paciencia, la benevolencia, el amor, la caridad, la perseverancia son frutos del Espíritu que como Maestro interior nos va enseñando, nos va orientando y guiando en nuestra vida. Y Jesús nos deja la paz como un regalo hermoso, como quizás uno de los regalos más altos que pueda hacernos alguien. Estar en paz, esto uno lo alcanza solo en la medida que conjuga muchos elementos. Definido por San Agustín como tranquilidad en el orden, uno tiene que pensar en qué medida yo he alcanzado un estado de paz interior, porque esa es la característica, una de las características de la paz que da Jesús, contraponiéndola con la paz que da el mundo. 

La paz que da el mundo puede llegar a ser un ordenamiento externo, la paz que da Jesús es un ordenamiento interior que es fruto del Espíritu Santo, como decíamos. Por eso Él dice, les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. Y en esto la conversión interior, la paz que brota del corazón, tiene constancia y perseverancia solo en la medida en que es sostenida por una decisión personal, pero sobre todo por la gracia de Dios que se nos da. Por eso no nos tenemos que inquietar, porque el Señor nos va a sostener en esa determinación de una vida nueva. Así que en esta oportunidad miremos hacia adelante y animémonos a que estas decisiones que puedan brotar a partir de experiencias muy intensas, muy bonitas como esta, y otras experiencias que cada uno de nosotros puede llegar a tener, tengan no un sistema externo, sino una vida interior. Y una vida interior que nos da la paz. El Papa León XIV está muy preocupado por este tema de la paz, y es lógico que así sea, y él mismo se ha propuesto como mediador para resolver los conflictos a nivel internacional. Y lo ha tomado, ha tomado este aspecto de la vida de la Iglesia como central en este momento de la historia. Y creo que lo tenemos que tomar muy en serio. Hay que reducir los niveles de conflicto y de violencia en el propio hogar. Hay que reducir los niveles de violencia en ámbitos virtuales. Y este lenguaje agresivo que a veces domina la convivencia social no nos lleva a buen puerto. Al contrario, nos exasperamos con mucha facilidad y basta que haya algún evento que genera algún tipo de grieta para que inmediatamente nosotros nos confrontemos y estemos allí buscando a ver quién gana, quién pisa al otro, cosas por el estilo. Por eso la paz es uno de los valores que tenemos que alcanzar a nivel personal a nivel familiar, a nivel social. Y es uno de los valores más altos que están por encima de los valores económicos. A veces algunos creen que para resolver los problemas de la vida uno tiene que estar bien económicamente. Y no ese es el primer punto. El punto más importante es tener una razón por qué vivir. Un ideal, un proyecto de vida. Valores que le den significado y sentido a la propia existencia. Y que me permitan a mí estar en paz y en serenidad bajo ese ordenamiento que solamente Dios me puede dar. 

El Obispo José Antonio Díaz, durante su homilía habló sobre la Revolución de Mayo y les compartio un mensaje de aliento a las 38 mujeres que bajaron del Eslabón N° 86 de la Diócesis 

Jóvenes que viven con sentido pueden llegar a hacer mucho bien a otros jóvenes que viven sin sentido. Y muchos de ustedes le pueden dar una mano a muchos otros jóvenes que viven la vida distraídos, simplemente consumiendo contenidos mediáticos que tienen que ver con el impacto sensorial, pero no tiene que ver con procesos interiores. Procesos que tienen que ver con toma de decisiones. Por eso cuando vuelven ahora al mundo después de esta experiencia traten en lo posible de pensar en aquellos jóvenes que necesitan una mano. No sólo porque pueden estar inmersos en situaciones de consumo problemático, sino sobre todo porque no tienen una razón para vivir. Y porque no hay nadie que los llamó aparte y les dijo mirá te voy a contar una historia y contar la propia experiencia de vida que puede llegar a ser interesante para todos aquellos chicos que están desorientados, que se han desvinculado de sus propios padres y que tal vez necesitan de una mano, pero nada mejor que la mano de otro joven que habla no desde el deber ser, sino como un testimonio de la propia experiencia. Que el Señor nos ayude a todos como país en este día, en esta jornada a darnos cuenta de que necesitamos poner una buena escala de valores porque de nada vale que nosotros hayamos conquistado la autonomía lo que le llamamos libertad, si entre nosotros nos estamos comiendo nos estamos matando, nos estamos pisoteando o atropellando o tratándonos mal, o no permitiéndonos ayudarnos entre nosotros, sino que hemos convertido al país en un campo de batalla. Si eso pasa obviamente que no estaremos contribuyendo a una vida más libre, más plena y menos aún haber conquistado la paz. 

Que la paz que nos da Jesús se prolongue en la vida personal de cada uno de nosotros.