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“En tiempos tan duros, mientras contamos enfermos y muertos no se afloja en la puja por el poder"

Estamos llamados a no quedarnos en la muerte, la mentira, el engaño, en todo aquello que lo envolvemos en ropaje de legalidad, aseguró el Obispo Melitón Chávez, en el Domingo de Ramos que marca el inicio de la Semana Santa.

RELIGION 28 de marzo de 2021 Vientos Tucumanos Noticias Vientos Tucumanos Noticias
Iglesia Ramos
Mons. José Melitón Chávez celebró la Misa de Ramos en Concepción

Partes de la homilía del Obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, José Melitón Chávez, en la Misa de Domingo de Ramos celebrada en la iglesia Catedral en Concepción, que da inicio a la Semana Santa. 

Ramos 1

Mons. Melitón Chávez: Con los ramos en nuestras manos estamos uniéndonos a Jesús, en esta Semana Santa, para que solamente sean estos ramos que simbolizan nuestra adhesión a él, sino también la decisión de cada uno de nosotros de caminar detrás de él.

Es el amor grande de Dios, que se manifiesta en su hijo Jesús, que lo entrega a la muerte por nosotros, por eso estamos llamados a escuchar la palabra de Dios con más atención, y dejarnos transformar por la palabra hasta el punto que realmente, que nuestro espíritu, nuestro corazón, se unan de adhieran a Jesús, que quiso dar la vida por nosotros.

Cuando contemplamos la pasión del Señor, contemplamos ante todo la grandeza del amor de Dios, por la humanidad que quiso ocupar este lugar de la Cruz, que viene a ser mi lugar como pecador. Este lugar fue ocupado por Dios por pura gracia, puro amor. Para sacarnos de la muerte y llevarnos a la vida, para sacarnos del pecado y llevarnos a la amistad con Dios.

Para sacarnos de todas aquellas situaciones que huelen a muerte, que todavía están guardadas en el sepulcro sin dar el paso de la vida. Nosotros somos discípulos del resucitado, somos hijos de un Dios que resucita a los muertos, entonces no podemos nunca quedarnos en la muerte.

Hoy estamos llamados a no quedarnos en la muerte, en la mentira, en el engaño, en todo aquello que lo envolvemos en ropaje de legalidad, hasta de piedad para engañar a Dios. El hombre aun en tiempos de tragedia, en tiempos tan duros, en medio de la muerte mientras contamos enfermos y contamos muertos no se afloja en la puja por el poder, por el tener, por tener más que los otros.

¡Cuánto necesitamos hermanos una Pascua de verdad!, meternos con toda la crudeza de nuestra humanidad, con sus virtudes, pero también con todas sus falencias para pasar por la Cruz, para animarnos a vivir con inocencia y no prendernos en ninguna mentira, en ninguna falsedad.

Necesitamos una Pascua real, nos debemos una Pascua, una buena resurrección, pero para eso hace falte reconocer que muchas cosas que estamos viviendo son muerte, que huelen a muerte, por más que estén dibujadas, no olvidemos que estamos en un país que hace poco, bajo el ropaje de lo legal, hemos llegado a tener un país que dice  “que matar a inocentes en el vientre de la madre está bien”. Eso es muerte.

Estamos llamados a intervenir en nuestras vidas con la fuerza de la vida del resucitado, para volver de la muerte, resucitando a una vida nueva y contagiando a los demás.

En la medida que nuestra Semana Santa sea sincera, valiente, genuina, así también será nuestra Pascua de real, de lo contrario todo será una fachada. Necesitamos una Pascua de verdad.

Tenemos que tener una Semana Santa con hechos, sencillos, ser santos de verdad, tratarnos bien sin gritar, adelantarnos a los servicios que hay que hacer en casa, hacernos el bien, cuidarnos, para que esos gestos de caridad concreta le den contenido a nuestra oración. Tenemos que tener una Pascua de verdad. 

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