Que el 2024 venga cargado de generosidad, para que todos pongamos lo poco o mucho, y Dios hará la multiplicación de los bienes

Vientos: a horas de que termine este año 2023 queremos una reflexión de su parte.

Mons. José Antonio Diaz:  Un saludo especial para todas las personas que lean esta reflexión. Quisiera simplemente, en primer lugar, agradecer. Agradecer a Dios que nos ha permitido vivir este año que termina. Agradecer a todos aquellos que han estado trabajando por la evangelización de nuestro pueblo.

Y estoy pensando concretamente en misioneros, catequistas, padres de familia, sacerdotes, miembros de las distintas asociaciones, movimientos, instituciones, pastorales, que de distintas maneras cada uno ha contribuido en la construcción del reino. El agradecimiento a Dios y a toda la iglesia, sobre todo para destacar que sin la gracia de Dios no podríamos nosotros trabajar por el reino.

Que es Dios mismo el que nos llama, Dios mismo el que nos invita, Dios mismo el que nos envía, el que nos sostiene y el que nos está permanentemente alentando. En segundo lugar, destacar que estamos en una época de transición en nuestra patria, compleja, difícil y que necesitamos abrir las puertas de la solidaridad de tal modo que nadie pase necesidad, que todos podamos tener el pan nuestro de cada día que, si bien con la ayuda de Dios debería alcanzarnos a todos, sin embargo, por nuestra mezquindad muchas veces privamos a muchas personas de tener lo necesario para vivir dignamente.

Mos. José Antonio Diaz, envió un mensaje de esperanza a horas de iniciar un nuevo año.

Entonces la exhortación es esa, abrir las puertas de la generosidad, que es abrir las puertas del corazón para que ningún hermano nuestro esté desamparado. Y en ese sentido vivir con este espíritu de sinodalidad que nos pide el Papa, no sólo para pensar, para hablar, para discernir, para tomar decisiones, sino también para compartir nuestros bienes. Que el año 2024 sea un año que venga cargado de generosidad, de buena disposición, de buena voluntad, para que todos pongamos lo que cada uno tiene, lo poco o mucho que puede aportar, pero con eso Dios hará la multiplicación de los bienes que alcancen para todos.

Ánimo y que podamos sostener la acción evangelizadora de la Iglesia y que para que en nuestra sociedad se produzcan los frutos que necesitamos de vida nueva y de generosidad. Que el Señor los bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.