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“Se trata de cargar con los demás, gastar nuestra vida al servicio de los otros”

El Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción, Pbro. Fabian Brito, reflexionó sobre el evangelio de este domingo e impartió una Bendición a las madres presentes.

RELIGION 20 de octubre de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
Misa c
Padre Fabian Brito: “Estamos llamados a seguir a Jesús haciéndonos servidor como Él ha sido, cargando con los demás”

Homilía del Vicario Diocesano, Padre Fabian Brito, en la Iglesia Catedral en la ciudad de Concepción: 

Seguimos compartiendo el camino que hace Jesús con sus discípulos hacia Jerusalén, donde va a entregar la vida, donde va a morir en la cruz. Y este camino sabemos que no es tanto un camino de un lugar hacia otro, sino un proceso interior que va haciendo Jesús, acompañado de los discípulos. Los discípulos están haciendo un camino discipular al lado de Jesús. Camino que nosotros compartimos domingo a domingo con la palabra, reuniéndonos en la oración, compartiendo la Eucaristía. Camino que estamos llamados a transitar a lo largo de nuestra vida, de nuestro camino de fe. 

Misa eEl Padre Fabian Brito impartió una Bendición especial a todas las madres presentes

En ese caminar de Jesús se le van acercando distintas situaciones y Él aprovecha en esas ocasiones para poder enseñarnos a nosotros como discípulos. Hoy nos trae ese pedido que hacen Santiago y Juan, dos de los discípulos. Le piden a Jesús que cuando Él establezca su reino, ellos estén uno a la derecha y el otro a la izquierda. Pedían un lugar de privilegio, de prestigio y de poder. A pesar de que el Señor ya había anunciado que Él iba a morir en la cruz, todavía no habían podido dimensionar qué significaba esto, pensaban que el reino de Jesús era como cualquier reino de la tierra, donde había lugares de poder, donde se ejercía de esa manera el poder en el reino. Esto es lo que les piden a estos discípulos. El Señor a su vez le hace otra pregunta, una pregunta misteriosa para nosotros, ¿Cómo pueden beber el cáliz que Él beberá y recibir el bautismo que Él va a recibir? Para nosotros es un tanto misteriosa, pero no para los discípulos, para la cultura de Jesús. 

Misa bEl cáliz, la copa, hace referencia en la Escritura a la copa drogada que se daba a aquellos condenados a muerte. Y sentía primero la amargura de la muerte, y luego se producía naturalmente ese acontecimiento, la muerte. Por otro lado, estaba el bautismo. Bautismo es un término griego que significa sumergirse. Jesús se sumerge en las aguas del Jordán cuando es bautizado por Juan. Nosotros nos sumergimos en el bautismo, no tanto en el agua, en la pila bautismal, pero sí en el misterio de Dios. El bautismo en este caso hace referencia a la muerte, a la inmensidad de la muerte y a la oscuridad de la muerte. Jesús les estaba diciendo a ellos si eran capaces de compartir con Él la pasión y la muerte. Ellos responden así afirmativamente, con mucha certeza de que no estaban muy... es decir, seguramente no estaban muy conscientes de lo que decían. De Podemos van a decir ellos. Y eso les va a responder ahí que bueno, que ellos van a compartir la pasión y la muerte, pero que los lugares que ellos piden ya están destinados. Es bueno detenernos acá y pensar en esto. El camino discipular que nosotros estamos haciendo, en algún momento nos vamos a encontrar con el compartir la muerte de Jesús, compartir la pasión de Jesús. 

En algún momento nos vamos a encontrar con eso. Nosotros vamos caminando y es cierto que anhelamos seguir a Jesús, servir a Jesús, nos produce gozo seguirle y servirle, pero puede que en algún momento en la vida atravesemos momentos de sufrimiento. Y ahí tenemos que recordar esta palabra. El Señor nos está haciendo participar de su cáliz, de su bautismo. Y si nos damos cuenta y experimentamos eso con un espíritu de fe y lo vivimos a ese momento en comunión con Jesús, vamos a poder percibir cómo nuestra fe se engrandece, se hace más fuerte, se hace más real, ¿no? Más real. Seguir a Jesús en lo lindo de la vida, en los acontecimientos agradables, eso no nos hace verdaderamente discípulos. Nos hace discípulos el aprender de Jesús, vivir su palabra y permanecer fiel a Él también en los momentos oscuros, en los que no entendemos lo que nos pide y hacia dónde nos quiere conducir. Ahí es donde verdaderamente nosotros experimentamos el camino como discípulos, la obediencia de fe en el caminar detrás de Jesús. En algún momento el Señor nos hace participar de su pasión y de su muerte. Ojalá, recordando esta palabra, tengamos siempre serenidad, fortaleza, firmeza, porque lo que sí tenemos como cierto es que el Señor estará junto a nosotros, nos sostendrá, nos acompañará. 

Misa aEl Evangelio avanza y nos dice también que los otros discípulos que fueron testigos de este pedido y esta conversación se molestaron con Santiago y Juan. No porque el pedido de ellos haya sido inadecuado, sino porque también querían lo mismo, tenían esa pobreza. Pobreza que en algún punto también nosotros la tenemos. Tenemos tal vez una idea equivocada de seguir a Jesús y de servir a Jesús. Lo cierto es que cuando el Señor se da cuenta de esto, se detiene y les habla a todos y les dice que aquel que quiera ser el primero debe hacerse servidor de todos. Y hace este paralelismo, esta comparación. Los reyes de este mundo, los gobernantes del mundo dominan a las naciones como si fueran sus dueños y le hacen sentir su poder y su autoridad. En el reino de los cielos, entre ustedes va a decir Jesús, no debe suceder así. El que quiera ser grande debe hacerse servidor de todos. El que quiera ser el primero debe hacerse servidor de todos. Porque Él vino no a ser servido, sino a servir. Esto es lindo poder también pensarlo, ¿no? El Señor no niega que puedan existir lugares de poder. No niega tampoco que eso exista en cualquier organización social y humana. Lo que nos quiere mostrar el Señor es que, en su reino, aquel que pertenece al reino de Jesús vive esas situaciones, esos lugares con otra mirada.

Misa dLas Madres presentes culminando una jornada de festejos, con la solemne Bendición  

La mirada del servicio, ¿no? Está ahí para servir. Servir y amar. Servir y amar como lo hizo Jesús. Y de manera muy concreta, por eso aparece en la primera lectura ese personaje misterioso, el siervo del Señor, que dice que es un hombre que va a cargar con las faltas de los demás. Va a entregar su vida por la multitud. Se trata de esto. Nosotros sabemos que el Señor ha cargado con nuestra vida, carga con nuestra historia, carga con nuestros pecados. Y nosotros no tenemos la misma vocación de cargar con otros. Aquel que está al servicio de los otros, lo que hace es cargar con ellos, cargar con su vida, sus historias, sus dificultades, sus procesos personales, cargar con otros. Es la vocación que tenemos nosotros. Nosotros somos llamados a imitar a Jesús en el servicio, más allá de lo que cada uno hace todos los días, que seguramente servimos y hacemos mucho bien, sino además también mirarlo y vivirlo de esta manera. Se trata de cargar con los demás, gastar nuestra vida al servicio de los otros. Aquel que no se ubica de esta manera, no está viviendo esa experiencia del reino de los cielos, no está viviendo la vocación más auténtica que tenemos como cristianos, imitar a Jesús el servidor, imitar a Jesús cargando con los otros. Cargamos con los demás en nuestra familia, cargamos a veces en nuestra comunidad, al amigo que tiene alguna dificultad, aquel que se nos acerca, cargamos con ellos, nos hacemos cargo, nos hacemos de algún modo responsable de la vida de otro. 

Misa fMomento de la Bendición Especial a las Madres por su día

Ahí también se ejerce la caridad con mayúsculas y ahí se despliegan lo mejor de nuestras fuerzas para el bien. Ese es el llamado que todos tenemos, seguir a Jesús haciéndonos servidor como Él ha sido, cargando con los demás. Pidamos al Señor esta gracia para nosotros, tengamos la capacidad de ser generosos y esforzados en el esfuerzo de seguir a Jesús, de servir a Jesús cargando con aquellos que son puestos a nuestro cuidado en la vida. Hoy especialmente vamos a pedir por las mamás que tienen la misión encomendada por Dios de cargar con sus hijos, con su familia, para que el Señor las fortalezca, les llene de alegría ese servicio y sobre todo les dé su recompensa en el cielo. Pidamos esta gracia para nosotros. 

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