“Nuestra sociedad ha perdido el sentido de la vida, el sentido de Dios, el sentido del pecado”

Homilía de Mons. José Díaz: Es momento de reconocernos que somos un pueblo que camina, un pueblo bajo el manto de Maria. Un pueblo que  como ella y con ella profesa su fe en  Jesucristo. Y en este día nosotros queremos recordar que la primera vocación es la vocación a la santidad.

En María se puede ver esa integridad, santidad que brota de que Dios la llena de su Espíritu. Dios la colma de su Gracia por eso es llena de Gracia. Quiero hacer referencia en este sentido a que nosotros muchas veces sin darnos cuenta de a poquito mediante lo cotidiano, la práctica cotidiana, esa especie de gris pragmatismo cómo le llamaba el Papa Benedicto 16, que lo dijo cuando era cardenal todavía. En ese tiempo era el Cardenal Ratzinger.

El Gobernador Osvaldo Jaldo y el Vicegobernador Sergio Mansilla, junto a intendentes, legisladores y concejales estuvieron en la Fiesta de la Virgen Inmaculada 

Ese gris pragmatismo, en el que todo pareciera ser que va bien pero en el fondo todo va degenerando en mezquindad. Cuando esto sucede, cuando esto pasa, sin darnos cuenta vamos perdiendo la conciencia del pecado. La costumbre hace que vamos perdiendo el sentido de la gravedad del pecado, perdamos la referencia a Dios. Y cuando esto sucede perdemos también el sentido de la vida Cuándo uno dice a ver porqué una sociedad que dice ser cristiana vive de esta manera. Con tantas injusticias. Con tantas rupturas. Con tanta violencia.  Con tanta inestabilidad. Que en el fondo ya nos hemos olvidado que las  consecuencias del pecado son graves. Que las consecuencias del pecado generan rupturas no solo con Dios.

Mons. José Antonio Díaz, en el momento de la Consagración 

Sino también con los hermanos. Y que la respuesta a esa situación no son planes económicos y tampoco leyes que regulen mejor nuestra convivencia civil, sino un corazón renovado lleno de Dios. La dicha que tiene un cristiano de ser hijo de Dios, lleno de Gracia como María en estado de santidad,  ilumina su entorno. Y cuando un cristiano ilumina su entorno, contribuye a una situación de cambio más profundo, que simplemente el maquillaje que queremos hacer muchas veces, ordenando mejor nuestra convivencia civil regulándola o amenazando con castigos. Es a partir de la conciencia como se ilumina la persona y también se ilumina la convivencia que ella tiene en relación con sus otros seres queridos, su familia, el vecindario, etcétera.

Esta es la segunda Fiesta de la Inmaculada Concepción, del Obispo José Antonio Díaz 

Es decir la respuesta que nosotros tenemos para dar a la crisis, a la corrupción, al desorden. Justamente la búsqueda de una vida santa. Y no hay que tenerle miedo a esta palabra porque en realidad ese es el proyecto que Dios tiene para nosotros: vivir en santidad. Llenos de Gracia. Cómo María lo vivió. Pero sabiendo que esa es nuestra mayor contribución a una sociedad que ha perdido el sentido de la vida, el sentido de Dios, el sentido del pecado. Y que por lo tanto está extremadamente expuesto a ser gobernado por la tiranía -como le llamaba también Benedicto 16- la tiranía del relativismo. Es decir del vale todo. Del da igual. Del no importa cómo. Lo importante es el sentirme bien, el estar a gusto, disfrutando. Cuando en realidad es más profunda la vida. Y la experiencia de gozo también requiere de una mayor profundidad.  En este día le pidamos a María que nos ayude a vivir en búsqueda de este estado de santidad, cada vez mayor, cada vez con mayor profundidad para que podamos ser misioneros de la misericordia, del perdón, de la paz. Para que podamos emprender caminos nuevos de renovación interior a nivel individual, a nivel familiar y a nivel social.