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La cuaresma es un camino y una oportunidad, un camino de liberación y una oportunidad para decir, en estos 40 días, ¿en qué voy a cambiar?

En el inicio de la Cuaresma, con el “Miércoles de Cenizas” el obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, Mons. José Antonio Díaz, presidio la Celebración Eucarística en la iglesia Catedral.

RELIGION 15 de febrero de 2024 Vientos Tucumanos Noticias Vientos Tucumanos Noticias
Cuaresma
Seguimos acostumbrados a vivir como vivimos sin hacer un planteo profundo de conversión.

Homilía en el inicio de la “Cuaresma del obispo José Antonio Díaz”

Queridos hermanos, en este miércoles de ceniza, la Iglesia nos invita a iniciar un camino, que es un camino que evoca otro camino garantizado. Y cuando empezaron a caminar por el desierto se dieron cuenta de que no era tan fácil, que había que pasar hambre, que había que tener sed, y eso era propio de ese caminar por el desierto. Nosotros no conocemos, salvo en algunas zonas de nuestro país, pero no conocemos lo que significa atravesar un desierto. Y la cuaresma tiene que ver con este camino de liberación.

Este es el mensaje que nos ha dejado el Papa Francisco en su mensaje sobre la cuaresma para este año. Hacer un camino de liberación, que cualquiera podría decir, ya estoy acostumbrado a la vida que tengo, dejémoslo como está, no lo toquemos. Y nosotros seguimos acostumbrados a vivir como vivimos sin hacer un planteo profundo de conversión.

Y nosotros que padecemos las consecuencias de una vida social que no nos ha dejado frutos sino amargos, y que lo estamos padeciendo, tenemos que parar y reconocer que este país, esta comunidad, mi familia, mi barrio, solamente se vuelve a construir a partir de actitudes nuevas, no repitiendo la misma historia de siempre.

Y eso tiene que ver con un darnos cuenta, con un reconocer que nos hemos equivocado. Y equivocarnos, reconocer la equivocación, tiene que ver con esta mirada honesta sobre lo que nos toca vivir y sobre nosotros mismos. Por eso la cuaresma es un camino y una oportunidad, un camino de liberación y una oportunidad para decir, a ver, en estos 40 días, ¿en qué voy a cambiar? Tal vez en cosas sencillas.

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Tal vez en mi casa estoy acostumbrado a gritar, a tratar mal. A partir de ahora no voy a gritar, no voy a tratar mal, voy a tratar bien al otro. Tal vez estoy acostumbrado a pasar con indiferencia, sin preguntarle al otro ni siquiera cómo está, ni siquiera con un buen día, ni siquiera diciéndole algo constructivo, porque nos hemos acostumbrado así. Entonces nos levantamos, estamos de paso, la casa se convierte como en un hotel, entramos, salimos, consumimos, dormimos y nos vamos.

Pero construir una comunidad familiar significa construir lazos, vínculos. Liberarnos de ese individualismo y de esa indiferencia requiere de una ascesis. Ascesis significa agere contra, es decir, un trabajar en contra de esas tendencias que nos dominan, que no son constructivas sino más bien destructivas. Requiere de esfuerzo, requiere que yo reconozca, hasta ahora yo he venido portándome mal porque nunca les he dicho lo bueno que son ustedes, nunca he reconocido el trabajo y el valor que tiene la entrega de cada uno de ustedes, pero a partir de ahora quiero decirles lo bueno que son para mí.

Reconocimiento previo. Yo no puedo cambiar nada en mi vida si yo creo que no tengo nada para cambiar. Y ese yo no tengo nada para cambiar es un acto de soberbia que no nos deja ver con sinceridad eso que nosotros necesitamos cambiar. Por eso no quiero escuchar, tengo miedo de lo que el otro pueda llegar a decirme. Y en el contexto de la familia, en el ámbito social, necesitamos aprender a escucharnos.

Todos queremos ser señores, nadie quiere ser servidor. Todos queremos ser los primeros, nadie quiere ser el último. Todos queremos que los otros trabajen y nosotros sentados mirando lo que los otros hacen. Y por esa razón también estamos retrasados en cuanto a las iniciativas pastorales, miramos las realidades que nos rodean y que nos hacen sufrir y nos quedamos de brazos cruzados diciendo a ver quién puede resolver este problema. Nos pasa lo mismo con la patria. Pero empecemos por lo sencillo, empecemos, les reitero, este camino de conversión en el seno de la vida familiar. Sabiendo que eso sencillo también tiene que ser hecho en secreto.

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El tradicional acto de imposición de las cenizas en el inicio de la cuaresma  

Cuando vayas a dar limosna que tu mano izquierda ignore lo que hace tu derecha, cuando vayas a rezar enciérrate en tu habitación para que nadie lo note y si vas a hacer ayuno lávate la cara, perfúmate de manera que nadie se dé cuenta que estás haciendo ayuno. ¿Qué quiere decir todo esto que nos dice el Señor? Quiere decir que la verdadera religión pasa por esta relación íntima y secreta con Dios en donde yo hago acciones que transforman pero no para aparecer y para que los otros me reconozcan y me aplaudan sino para que Dios lo sepa.

Dar gloria a Dios con nuestra vida tiene que ver con eso, con eso cotidiano, con eso sencillo, con eso que es personal, íntimo, en secreto, pero efectivo porque el amor no hace ruido pero sí transforma. Déjense reconciliar con Cristo, dice Pablo a los corintios y la exhortación es una exhortación a parar la pelota en términos futbolísticos, darnos cuenta, mirar alrededor y descubrir que hay otros que me necesitan. Dios me necesita, la iglesia me necesita, la sociedad me necesita pero no como espectador, no para aplaudir a otros, sino sobre todo para transformar, para trabajar, para hacernos corresponsables en la tarea evangelizadora.

Que el Señor nos ayude para que este camino de liberación que hoy empezamos sea verdaderamente efectivo, que después de la cuaresma nosotros podamos decir, he cambiado. Y en estos propósitos concretos.  He conocido gente que ha dejado de fumar en una cuaresma, he conocido gente que ha dejado de beber por una cuaresma, porque durante 40 días dijeron, no voy a fumar, no voy a tomar y al cabo de los 40 días dijeron y se dieron cuenta, no lo necesito.

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Monseñor José Antonio Díaz al termino de la Misa del Miércoles de Cenizas, saludando a los fieles en el atrio del templo 

Bueno, eso mismo de concreto lo podemos hacer en otros términos y con otras actitudes. El programa de la cuaresma comienza con el próximo domingo en donde aparecen las tentaciones del Señor y el segundo domingo de cuaresma en donde aparece Jesús transfigurado. El punto de partida es nuestra fragilidad. Reconocer que somos frágiles significa empezar a trabajar interiormente.

Es una lucha, es una pelea, pero la tenemos que hacer. ¿Para qué? ¿Por puro virtuoso? No. Porque queremos transformarnos a imagen de Jesús, para transfigurarnos, para vernos resplandecientes, llenos de gracia y llenos de vida. Que el Señor nos ayude y la Virgen nos proteja para que este camino sea un camino de auténtica conversión.

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