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“Gastamos mucho dinero para obtener la salud interior, espiritual, psicológica, física, con profesionales, y nos olvidamos que Jesucristo es pan de vida y no acudimos a Él”

El Obispo José Antonio Díaz, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la Eucaristía como pan de vida y alimento para el camino. “Debemos valorar la Eucaristía y no entristecer al Espíritu Santo con nuestras actitudes negativas”. Afirmó

RELIGION 11 de agosto de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
Obispo Monseñor José Antonio Díaz misa eucaristía Catedral
Mons. José Díaz "Debemos valorar la Eucaristía y no entristecer al Espíritu Santo con nuestras actitudes negativas”.

En la Misa dominical que celebró el Obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, José Antonio Díaz, afirmó que es importante recordar la bondad de Dios y reflejarla en nuestras acciones hacia los demás.

A continuación, la #Homilía completa de Mons. José Antonio Díaz

Queridos hermanos, continuando con la lectura del capítulo 6 del Evangelio de Juan, en los versículos 41 al 51, aparece con mucho énfasis la proclamación que hace Jesús de sí mismo como pan de vida. Pero la Iglesia suele resaltar algún aspecto del Evangelio en la primera lectura, que en este caso aparece el Libro de los Reyes y se lo ve a Elías que está siendo perseguido. Y comienza a huir y huye rápidamente porque Jezabel había jurado que lo iba a matar.

Y en ese camino de huida que tiene Elías experimenta un cansancio hasta la muerte, un cansancio de decir ya no puedo más y ese cansancio hace que él desee, le pida a Dios que acabe con su vida porque él no era mejor que sus padres. Y este texto puede ayudarnos a entender la dirección que la Iglesia quiere dar en este domingo a este Evangelio de Juan. Jesucristo es pan de vida y es alimento para el camino, alimento para los cansados, alimento para aquellos que ya han perdido el sentido de la vida, ya no saben cómo arrancar o cómo caminar o cómo seguir.

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Él nos da un alimento que no perece, un alimento que supera la historia, dijo Mons. Díaz entre otras reflexiones Mons. José Díaz 

Y normalmente nosotros vamos a buscar en otros espacios y con otras metodologías alguien que nos aliente a seguir caminando. Y está bien que así lo hagamos. El problema es que nos olvidamos de que Dios es el único que puede darle o devolverle el sentido a la vida que yo he perdido por algún motivo o que me puede ayudar a superar el cansancio que yo experimento en la lucha cotidiana por vencer mis pecados o tal vez en ese trabajo cotidiano que se ha convertido como rutina y que de pronto ya dejé de sentir como importante. Y nos olvidamos que Jesús puede alimentarnos y Él nos da un alimento que no perece, un alimento que supera la historia. Es una fuerza sobrenatural que nos impulsa a seguir caminando. Esta invitación que le hace Dios a Elías, a que se levante y que coma, es la invitación que se nos hace en este domingo a acudir a Jesucristo, pan de vida eterna. Con lo cual se nos está invitando a valorar el sacramento de la Eucaristía porque es el ámbito no sólo de encuentro con Dios y los hermanos, es sobre todo el ámbito en el que nosotros podemos obtener el alimento que necesitamos.

Seguramente nosotros podemos llegar a gastar mucho dinero para obtener la salud interior, espiritual, psicológica, física, con distintos profesionales, por distintos caminos y metodologías, como decíamos, y muchas veces nos olvidamos que Jesucristo es pan de vida y no acudimos a Él. Ya sea porque no tenemos, no estamos en situación de vida como para comulgar, cosa que necesitaríamos superar, ya sea porque nos olvidamos o porque ya no tenemos conciencia del valor que tiene este sacramento de la Eucaristía. Lo cierto es que todos necesitamos de esta vida, de este pan de vida que se nos ofrece en cada Eucaristía y cada domingo particularmente. Con lo cual tendríamos que recapacitar y pensar en qué medida nosotros enseñamos a valorar la Eucaristía y en qué medida la valoramos nosotros mismos, porque en el seno de nuestras familias prácticamente ya hemos perdido la costumbre de hablar de estas cosas y hemos perdido la costumbre de participar dominicalmente de la Eucaristía.

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Mons. Díaz, Si mantenemos la misma actitud luego de participar de la Eucaristía quiere decir que no hemos comprendido lo que La Eucaristía significa.

Esto para nosotros va en detrimento de los recursos fundamentales en la vida del cristiano. Por eso Jesús se esfuerza en invitarlos a los discípulos, el que coma de este pan vivirá eternamente y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. Si supiéramos exactamente el valor que tiene la Eucaristía en cuanto a colmar las aspiraciones que todos tenemos de plenitud, seguramente acudiríamos, desearíamos, buscaríamos la Eucaristía. Pero muchas veces la Eucaristía se ha convertido en un rito vacío. Vengo, participo, voy, pero seguimos igual. En la segunda lectura se nos invita a no entristecer al Espíritu Santo, que los ha marcado con el sello el día de la redención. ¿Qué significa entristecer al Espíritu Santo? Vivir en la amargura, en los arrebatos, en la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Cosa que no brota de la Eucaristía y si mantenemos la misma actitud luego de participar de la Eucaristía quiere decir que no hemos comprendido lo que La Eucaristía significa. Porque la Eucaristía tiene frutos de vida nueva. Y cuando salimos de la Eucaristía y volvemos a nuestras casas, tenemos que básicamente reflexionar acerca de cuáles son las cosas que tenemos que cambiar. Y si durante la semana yo he gritado o he tratado mal o he sido indiferente a quienes conviven conmigo en la casa y tendré que pedir perdón.

Y tendré que sentarme y decir que me he dado cuenta que no estuvo bien lo que te dije, la forma que te lo dije o la indiferencia con la que te he tratado. Cada fin de semana podríamos nosotros mejorar un poco más la convivencia con los otros. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándoselos unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo. Y en esta línea va lo que decíamos en el Salmo, gusten y vean qué bueno es el Señor. El que gusta la bondad de Dios es bueno también con los demás. Cuando nos olvidamos de lo bien que Dios nos ha tratado, es entonces cuando cometemos estos arrebatos de tratar mal a los otros. Vivimos en el contexto de una sociedad muy irritable, cualquier cosa nos pone de mal humor. Si alguien nos saca de nuestros esquemas también somos muy intolerantes. Y últimamente la ira está ganando los espacios de nuestro corazón. Gustar y ver lo bueno que es el Señor, como nos dice la antífona del Salmo 33, es una invitación a experimentar la bondad de Dios y la bondad que Él ha puesto en nosotros. Porque nosotros somos esencialmente buenos y nos olvidamos de eso. Nos tornamos malos, por así llamarlo, cuando nos olvidamos del amor que Dios nos tiene.

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Mons. José Díaz nos invita a reflexionar este domingo, sobre la importancia de la Eucaristía como pan de vida y alimento para el camino. 

Que este domingo sea una muy buena oportunidad para recordar que nuestra misión es reflejar el amor y la bondad de Dios. Alimentar a los otros no sólo con el pan material, sino también alimentar a los otros con el pan de la compasión, de la bondad, de la benevolencia, del buen trato, del consejo, del acompañamiento. Cosas que nos hacen compañeros de camino los unos de los otros y nos permiten darle al otro la posibilidad de ser mejor. Porque cerramos capítulos que nos amargan para abrirnos a capítulos nuevos en la vida en donde cada uno puede cambiar y podemos renovarnos. Que el Señor nos ayude para que a partir de este alimento sobrenatural como es el pan de vida que ha bajado del cielo y que se nos ofrece cotidianamente, nosotros lo podamos valorar, compartir dominicalmente con nuestras familias y formar parte de la familia de Dios que es la que se congrega en torno a la Eucaristía. Que así sea.

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