Padre Fabian Brito: “Él nos enseña que debemos confiar en Dios como lo hacen los niños con sus padres”

Homilía del Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción, Pbro. Fabian Brito.  

Hoy la enseñanza que se nos anuncia es sobre el matrimonio y la otra sobre el trato con los niños. Escuchábamos nosotros como decía el texto que el Señor va caminando y un fariseo se acerca a preguntarle si es lícito a un hombre divorciarse de su mujer, en realidad la cuestión era controvertida en el tiempo de Jesús porque para algunos fariseos estudiosos de la escritura se podía divorciar una persona solo por una causa grave como el adulterio, por ejemplo, el hombre podía hacer una declaración de divorcio. Para otros, otros rabinos, para ellos cualquier dificultad en el vínculo matrimonial podía ser causa de divorcio con la sola declaración que hace el hombre. 

Lo cierto es que, en ambos casos, en ambas posturas, siempre el que hace la declaración es el hombre y la que es apartada siempre es la mujer. Le plantean esto a Jesús y como era habitual en aquel tiempo los maestros enseñaban haciendo preguntas y les preguntan a Jesús a su vez ¿qué es lo que dice Moisés? Para los fariseos Moisés era el gran legislador, él había escrito los primeros libros de la Biblia, basaban su fe en lo que ellos habían entendido que Moisés transmitía, escribía y así es como le dicen ellos que Moisés había permitido divorciarse por medio de una declaración de divorcio. Pero Jesús les responde a su vez a ellos que no era ese el objetivo inicial que Dios tenía, el plan inicial de Dios. El plan inicial era que el hombre dejara a su padre, a su madre, se uniera a su mujer y los dos formaran una sola carne. Ya no son dos sino una sola carne y concluye diciendo que el hombre no separe lo que Dios ha unido. 

El Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción, Pbro. Fabian Brito, celebró la Santa Misa en la Iglesia Catedral este domingo a las 20 horas

Con esto Jesús proclama lo que nosotros conocemos como la indisolubilidad del matrimonio, el matrimonio cristiano es para siempre, eso nos quiere decir la palabra. Muy bien, es bueno detenernos y pensar en ese misterio de ser una sola carne, ¿Qué significa esto? Evidentemente no se trata solo de la unión corporal, sexual, formar una familia, sino además también supone vivir todas las cosas en unidad, el hombre y la mujer, el complemento, el completarse el uno con el otro, eso en la experiencia cotidiana el esposo sabe que no es completa su vida, su experiencia, lo lindo o lo feo que ha vivido, sino lo comparte con su esposa y viceversa. La vida es incompleta sin aquel con el cual me he unido en matrimonio, ¿sí? Entonces, sabemos que ese misterio de ser una sola carne no se da de la noche a la mañana, se da a lo largo del tiempo, en el camino de la vida que van haciendo juntos, se va dando a través de las distintas situaciones que viven, algunas situaciones agradables, otras difíciles, pero todo sirve para lograr y ahondar en esa unidad, ya no se conciben solos, sino con el otro, siempre con el otro, siempre unido con el otro. Eso no se da solamente por el paso del tiempo, sino además también a través de actitudes concretas como la paciencia, la tolerancia, el soportarse el uno al otro, el perdonarse cuando es necesario, el buscar siempre el bien del otro, el cuidar el vínculo, el cuidarme y cuidar a la otra persona que tengo al lado. 

Estuvieron presentes en la Celebración Eucarística, los jóvenes  del  85° Eslabón de varones de la Diocesis de Concepción  

No es posible sin todos estos compromisos, sin todos estos esfuerzos. Es cierto que más allá de que la Iglesia y la Palabra de Dios hoy proclama la unidad del vínculo matrimonial, todos conocemos matrimonios que se han separado, matrimonios además que han formado otras familias, y esa es una realidad que es cierto no la tenemos que dejar de ver, y es cierto además que no tenemos que mirar la realidad del matrimonio desde esas excepciones y de esas dificultades, sino desde el anuncio que hace Jesús. Dios ha pensado al hombre y la mujer que se unan en matrimonio y para siempre. De hecho, hoy tenemos que preguntarnos cómo integramos a los matrimonios que se han separado, que han formado otras familias, cómo los integramos en nuestra comunidad, cómo pueden participar concretamente de la vida de la Iglesia, cómo pueden descubrir el servicio a Dios, cómo pueden descubrir cuánto Dios los bendice en su vida, esa es una tarea que tenemos todos. Pero también es cierto que es muy importante asumir pastoralmente, muchachos que hoy han hecho el retiro, que se piense en el noviazgo como un camino de preparación para el matrimonio, como un camino donde van madurando como personas, van pensándose juntos, van proyectando la vida juntos, hay que rezar por los novios para que puedan caminar su camino de noviazgo como una preparación para el matrimonio. Rezar por las familias que ya están constituidas, pero no tienen el sacramento, esas familias son muy comunes entre nosotros, tienen hijos, viven muchos años, pero no se animan a dar el paso de pedir la gracia del matrimonio, pedir al Señor que los bendiga con la gracia matrimonial, que los va a unir más todavía. 

El celebrante animó a los jóvenes del 85° Eslabón de varones a vivir en plenitud su cuarto día 

Por eso hoy yo los animo a que podamos poner en nuestra oración personal a todos los matrimonios, los matrimonios de nuestras familias, nuestros padres, nuestros hermanos, los matrimonios de nuestra comunidad para que ellos puedan afianzar esta unidad y además testimoniarla a los demás. Es una gracia muy linda ver algunos matrimonios de muchos años y que manifiestan la alegría de estar juntos, uno los ve, en primer lugar, uno los ve que parece que son novios todavía, se manifiestan así su cariño, su amor y también uno los ve y ya no los concibe separados, cuando yo encuentro a alguno de ustedes separado de su esposa, de su esposo, los veo así incompletos. Es linda esa gracia que Dios le ha dado a algunas personas, formar una verdadera unidad en el vínculo matrimonial, que la puedan testimoniar, que la puedan mantener, que la puedan sostener a lo largo de los años y pidamos por aquellas familias que ya están unidas, que tienen hijos, que se animen a dar el paso de pedir la gracia sacramental. Pidamos por los novios para que puedan caminar verdaderamente como un camino de preparación, para que puedan reconocer la vocación a la vida matrimonial y familiar, es una vocación que Dios da, un llamado que Dios hace, no se trata solo de estar con alguien, se trata de caminar la vida con alguien que Dios ha puesto en nuestro camino y que sea una unidad para siempre. Pidamos por las otras familias, les llamamos ensambladas, familias cuyos matrimonios han terminado y han formado otras familias, pidamos por ellos para que descubran también que son parte de la iglesia, para que se sientan parte de nuestra comunidad, para que los logremos hacer sentir así, para que puedan descubrir que Dios los bendice abundantemente y sean agradecidos también ahí por lo que el Señor les da y les regala. 

La imagen de la Virgen Inmaculada muy presente en este mes de octubre, mes de la familia.   

La segunda parte del evangelio, Jesús habla de los niños, dice el texto que lo traían a los niños para que Jesús los bendijera, los apóstoles los trataban de apartar pero Jesús los reprende, le dice dejen que los niños vengan a mí, eso era algo especial que tiene Jesús como gesto porque en el tiempo de Jesús los niños no eran importantes, molestaban, ahora no es así, sabemos que los niños son lo más importante que tiene nuestra familia, que tiene la iglesia, que tiene la sociedad, pero en el tiempo de Jesús no era así, pero además de tener este gesto profético que tiene Jesús de recibir a los niños, también anuncia ahí que el que no se hace como niño no puede entrar en el reino de los cielos, ¿qué significa esto? Evidentemente no se hace referencia a ciertas actitudes de niño, como por ahí tener ciertos caprichos, ser un tanto egocéntrico, sino hace referencia a que los niños se confían en sus padres, se saben cuidados, se saben protegidos, cuando tienen alguna dificultad buscan la ayuda de ellos, así tiene que ser nuestra actitud con el Padre Dios, saber que Dios nos cuida, saber que está con nosotros, saber que Él nos protege, eso nos da a nosotros cierta serenidad, nos da cierta alegría, descubrir siempre en nuestra vida la ternura de Dios, buscarlo cuando lo necesitamos a Dios.