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“El docente, el sacerdote, el político, tienen la tremenda responsabilidad de cuidar a los demás, de verdad”

El Obispo Melitón Chávez, invitó a todos los referentes de la comunidad a imitar al “Buen Pastor”, en la Misa Celebrada este domingo en la Iglesia Catedral de Concepción.

RELIGION 04 de mayo de 2020Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
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Mons. Melitón Chávez celebró la Misa Del Buen Pastor este domingo

Homilía del Obispo José Melitón Chávez, en el domingo donde la Iglesia recuerda al “Buen Pastor”   

Mons. Melitón Chávez:  Hoy es el llamado domingo del Buen Pastor, ha sido establecido por la Iglesia como el día en que rezamos por las vocaciones en la iglesia.

El Buen Pastor es una imagen propia en este tiempo de Pascua. Jesús, él mismo se presenta como el cumplimiento de esa promesa de Dios que iba a ser el guía de su pueblo. Es Jesús resucitado el que una vez que atravesó la muerte, se ha puesto delante de nosotros como nuestro guía.

Él va adelante, sus ovejas, su rebaño escuchan su voz y lo siguen. No seguirán a un extraño, porque el extraño es solo aquel que llega para destruir, para matar, para confundir. En cambio, este pastor, Jesucristo verdadero hombre, viene para que tengamos vida en abundancia.

Como dice el salmo responsorial: “Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal. Tu vara y tu bastón me sostienen”. Es algo lindo para incorporar en nuestra oración de todos los días.

No hay ninguna situación, por más oscura que sea, en la que no podamos tener la certeza de que Dios está con nosotros, de que Jesús está con nosotros y es nuestro pastor.

El hecho de descubrir a Jesús como pastor hace revivir en la comunidad eclesial entera la necesidad de que ese pastoreo se pueda ver encarnado, visible, en la comunidad cristiana.

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La comunidad cristiana tiene que garantizar esa presencia de Jesús en medio del pueblo, para que la comunidad no se pierda, para que no quedemos enredados en la confusión del mal, en la tristeza, en la muerte.

Nosotros estamos acostumbrados a que el que represente al pastor en la comunidad sea el sacerdote, pero es media verdad, porque es toda la comunidad la que tiene que guiar. El padre de familia, papá, mamá están puestos para guiar, para difundir confianza, para dar, sostener, acompañar la vida. Un docente, un dirigente en la sociedad, alguien que dirige un grupo de trabajo, todos aquellos que en cierta forman guían a la comunidad.

El docente, el sacerdote, el político, que guían a la comunidad, tienen la tremenda responsabilidad de no cuidarse a sí mismos, sino cuidar a los demás, de verdad.

A veces se hace de noche, tenemos viento en contra, miedo de no lograr salir y no estar a la altura de la llamada del Señor. Hoy todos nosotros recibimos el llamado, esto tenemos que recuperar. No hay ninguna persona que no esté en este mundo porque ha sido llamado.

Ninguna persona humada existe en el planeta que no tenga dentro un llamado de Dios. Dentro de la iglesia, somos llamados los que ya elegimos una opción, sea en la vida sacerdotal, en la vida matrimonial, en la vida religiosa.

Es un llamado al seguimiento, es la voz del pastor que nos llama; y nos llama por nuestro propio nombre, no llama la montón. Es en este mundo y para este mundo que el señor llama a su seguimiento.

 Siempre la vocación en la iglesia nos saca del egoísmo para abrirnos a los demás. A mi entender, no son las vocaciones consagradas las que están en crisis. Es verdad que hay pocos sacerdotes, pocas religiosas. Lo que está en crisis es la valoración de la vida como una vocación, como un llamado del Señor que siempre camina a nuestro lado y va adelante nuestro, que sale a nuestro encuentro en el rostro de aquellos que necesitan el pan de cada día; los que necesitan la compañía que los saque de su soledad y anonimato.

A esto de sentir y saber que todos somos llamados, nosotros lo llamamos una cultura vocacional, ver la vida como una vocación. Estoy en el mundo y en la iglesia porque Dios me ha llamado a la vida y a una misión.

La tarea de toda la comunidad y de todas las familias no es solo rezar para que haya más vocaciones, sino para volver a entender la vida como una vocación.

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