“No es lo mismo transitar la vida sin la fe, que transitar la vida con la fe y con la conciencia de que Dios nos acompaña”

Homilía del Padre Fabian Brito, Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción: 

La palabra que escuchamos, recuerden ustedes que, venimos caminando con Jesús como discípulos, camino a Jerusalén, va acompañado de los discípulos y vemos como Él va transmitiéndole sabiduría, enseñanza a los discípulos. Les había anunciado en su momento que Él iba a entregar su vida en la cruz. Sin embargo, los discípulos, a pesar de que pasaban mucho tiempo con Jesús, no necesariamente iban madurando en su fe. Recuerdan ustedes el domingo pasado, dos de los discípulos, Santiago y Juan, le piden a Jesús que cuando Él establezca su reino, que les dé a ellos un lugar a la izquierda y a la derecha suya, lugares de privilegio, de poder, de autoridad. Y Jesús ahí se da cuenta que por más que ellos lo acompañaban, estos discípulos no veían lo que el Señor les quería mostrar. Se nos mostraba con todo esto con ellos, a pesar de que tenían capacidad para ver, no veían. Decimos en el dicho popular de no hay peor ciego que el que no quiere ver. Jesús enseñaba, mostraba, transmitía la fe, pero los discípulos no veían. 

El Vicario Diocesano, Pbro Fabian Brito, celebro la Misa dominical en la Iglesia Catedral de la Diócesis en Concepción. 

Y contrariamente aparece hoy la figura de un ciego, el ciego que está al borde del camino, el ciego que cuando escucha la muchedumbre que se acerca, comienza a gritar, Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí. Lo quieren hacer callar y Él insiste, Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí. Esto nos muestra la palabra que a pesar de que este hombre era ciego, sin embargo, creía en Jesús. Los otros tenían la capacidad de ver, pero no creían en Jesús. Un santo, San Jerónimo, va a decir que en realidad el ciego es aquel que no conoce a Dios, que no conoce a Jesús. Y la capacidad de ver es la fe que nos lo revela Jesús y nos muestra Jesús. Eso es lo que nosotros hoy podemos percibir desde esta palabra, descubrir en esta palabra. El Señor nos invita con esta palabra a renovar nuestra fe en Él, para que tengamos una mirada diferente de la vida, de las cosas, de las personas que nos rodean. Vemos como la palabra dice que, frente a la insistencia de este hombre, el Señor lo manda a llamar y le dicen, ánimo, levántate, el Señor te llama. Este hombre arroja el manto que lo cubría y va corriendo hasta Jesús. Él todavía no ve, pero siente, percibe que Jesús lo llama. Y entonces eso le fue suficiente a él para caminar detrás de Jesús, para caminar, para ir a buscarlo a Jesús, para encontrarse con Él. 

50 niños recibieron por primera vez a Jesús Sacramentado, a lo que llamamos "La Primera Comunión" 

Los chicos cuando han iniciado la catequesis traían la fe inicial de su familia, del bautismo. A lo largo de la catequesis con sus catequistas, su familia y las misas de los domingos que hemos compartido, han ido creciendo un poquito más en la fe. Hoy ellos pueden descubrir a Jesús en sus vidas. Que la palabra que escuchamos es palabra de Dios, y que la comunión que vamos a recibir no es pan y vino, sino es el cuerpo y la sangre de Jesús. Y eso nos lo revela la fe, la fe en la que ellos han venido caminando para poder descubrir esto. La fe nos revela esos misterios. Esto también es importante que lo pensemos. Dice el texto ahí que cuando se encuentra Jesús con el ciego, le pregunta ¿qué quieres que haga por ti? Y el ciego le dice, Señor, que yo pueda ver. Y el Señor le dice, vete, tu fe te ha salvado. Este hombre comienza a ver y lo sigue por el camino. Comenzó a ver para poder seguirlo en el camino. Eso también es algo lindo que lo pensemos. Los chicos van a recibir la primera comunión hoy. Lo pueden descubrir a Jesús presente en la Eucaristía. Van a recibir la primera comunión. Pero tienen que seguir caminando. Tienen que caminar en el camino de la vida siguiendo a Jesús. Para que su fe vaya creciendo aún más. 

La pureza de los niños que recibieron La Primera Comunión, le dieron un marco distinto a la Iglesia Catedral 

Para que ellos puedan iluminar con la fe todas las cosas que vivan, que les pasen, que les sucedan a lo largo de su vida. Esto es muy importante. No es lo mismo transitar la vida sin la fe, que transitar la vida con la fe y con la conciencia de que Dios nos acompaña. Sobre todo, en los momentos difíciles que nos llenan de oscuridad, de desconcierto, es fundamental la fe. La fe nos sostiene, nos abre horizontes, nos permite seguir adelante. Aquella persona que no tiene fe, que no lo conoce a Jesús, que no tiene un vínculo personal con Él, sufre profundamente ese vacío y esa ausencia. Ojalá esto no les pase a nuestros chicos. Hoy hacen su primera comunión, pero no es suficiente. Necesitan ir caminando a lo largo de la vida detrás de Jesús. El año que viene vendrán a la catequesis de confirmación, recibirán este sacramento. Yo los quiero invitar a que sigan caminando detrás de Jesús. Pero para que ellos caminen detrás de Jesús, necesitamos a los papás, a los padrinos, a los abuelos, a todos los que hoy están presentes acompañando este momento, que los acompañen. Alguien los tiene que traer a los chicos a misa todos los domingos. Yo les pregunto a ellos si vienen a misa. Si vienen a misa, no, no voy. Y les digo, ¿por qué no vienes? Porque no tengo nadie que me traiga. 

El momento esperado por los niños que estuvieron acompañados por sus catequistas y familiares  

Y esto probablemente muchos tenemos, todos tenemos muchas ocupaciones, muchas tareas. Pero si yo creo que la fe es fundamental para mi hijo, tengo que organizar mi tiempo, organizarme las tareas, buscar a alguien para que lo traiga. El padrino de bautismo que se ha comprometido en acompañarlo, puede venir también cuando no puedan tenerlo los papás. Y no solamente la fe de él, sino la fe de toda la familia crece, se expande, nos ilumina, nos permite mirar la presencia, descubrir la presencia de Dios entre nosotros. Es lindo que hoy, en esta hermosa celebración que compartimos, todos asumamos este compromiso. En primer lugar, renovar nuestra fe para poder mirar las cosas desde la fe. Y acompañar a nuestros niños para que puedan continuar el camino siguiéndolo a Jesús. Después que han sido iniciados en el camino de la fe, en la familia, y en la parroquia con nuestros catequistas.