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“El mejor servicio que podemos prestar a los hombres es acercarle el Evangelio de Jesús, la fe en Jesucristo que les va a transformar la vida”

En el Día de Cristo Rey, el Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción, Pbro. Fabián Brito, nos advirtió de no tener la tentación fuerte, por ahí de callar nuestra fe, de disimularla frente a los demás.

RELIGION 25 de noviembre de 2024Vientos Tucumanos NoticiasVientos Tucumanos Noticias
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Renovar nuestra adhesión a Cristo como Rey y Señor, permitiendo que él gobierne nuestras vidas y decisiones.

HOMILÍA: Del Vicario de la Diócesis de la Santísima Concepción, Pbro. Fabián Brito. #CristoRey 

Con esta celebración de hoy, concluimos el año litúrgico, este año que hemos venido compartiendo domingo a domingo, donde hemos ido compartiendo momentos de la vida de Jesús que celebrados en la liturgia se convirtieron para nosotros en acontecimientos salvadores. Dios nos acercaba a su palabra, a su gracia, y nos va transformando, santificando, purificando, a través de las celebraciones que hemos compartido. Hoy concluimos este año litúrgico, hoy celebramos la festividad de Jesucristo, Rey del Universo, y la Iglesia nos invita a mirar el reinado de Jesús que será pleno al final de los tiempos. Eso nos anunciaba especialmente la segunda lectura. Jesús llega al final de los tiempos, rodeado de poder y de gloria, para establecer de modo definitivo su reino, de modo pleno su reino. Y la palabra que escuchamos en el Evangelio nos muestra cuál es el sentido de la realeza de Jesús. Nosotros escuchábamos cómo se daba este diálogo entre Jesús y Pilato en el contexto de la pasión de Jesús. Nosotros recordamos que en muchas ocasiones a Jesús lo quisieron hacer rey, pero él se escapaba, se escabullía entre la gente, y se negaba a ser proclamado rey. 

Rey aEn la celebración de hoy domingo, concluye el año litúrgico con la festividad de Jesucristo, Rey del Universo

En tanto que, en este contexto de la pasión, el Señor acepta que se lo proclame rey. En el diálogo que tiene con Pilato, Pilato le pregunta si él es el rey de los judíos. La respuesta de Jesús es otra pregunta. Le pregunta Jesús a Pilato si eso lo dice él u otros lo han dicho de él. Esto era importante porque los romanos, Pilato entre ellos, si decían que Jesús era rey, se iba a oponer a la figura del emperador. Tenía una connotación política esa imagen del rey. Pero si quienes decían que era rey eran los judíos, los judíos esperaban ellos el rey Mesías, que tenía más bien una connotación religiosa. Era el rey Mesías que iba a establecer el reino, donde la palabra de Dios, la ley de Dios iba a ser la norma de vida, se iba a generar entre los hombres un ambiente de paz, de fraternidad, de justicia, donde todos iban a conocer y a vivir la ley de Dios. Algunos pensaban que el rey Mesías iba a imponer el reinado de Dios incluso por la fuerza, organizando al pueblo en ejército y en batalla. Pero Jesús es un rey diferente. Sobre todo este diálogo quiere mostrar esto. Dice Jesús, mi realeza no es de este mundo. Manifestando en primer lugar que Jesús es rey no porque el poder se lo dan los hombres, sino porque quien le da este poder es el mismo Dios. Dios es quien consagra a Jesús como rey del universo. Y a su vez este rey se somete al Padre Dios. Jesús es rey porque Dios así lo quiere, porque Él ha sido creador junto al Padre. Nosotros vemos esto. Entonces Jesús es rey porque tiene una realeza que no es de este mundo. La realeza que la da el Señor, que la da Dios. Pero además tiene un sentido diferente. 

Rey CEl Vicario diocesano nos invitó a reflexionar sobre el verdadero significado del reinado de Jesús

No son como los reyes de este mundo en el sentido de tener poder para someter a la humanidad, al pueblo, sino que el gran poder de Jesús lo mostró justamente en el momento de la cruz, entregando su vida por nosotros. No es un rey que somete al pueblo, que lo domina, sino es un rey que lo salva y que se entrega para salvarlo. Se entrega a la muerte para salvarlo. Vemos nosotros ahí que el gran gesto de soberanía y de poder que muestra Jesús es su capacidad de entregarse a la muerte para salvarnos a todos nosotros. Su muerte en la cruz, su resurrección, es el momento de mayor poder y soberanía de Jesús, de entregarse para salvarnos. Esta imagen, esta característica del reinado de Jesús, que no es de este mundo, también se puede aplicar a la Iglesia. Nosotros somos la imagen del reino de Dios, una imagen lejana en algunas situaciones, pero somos imagen, para eso nos ha creado también y nos ha llamado Jesús. En esto la Iglesia ha tenido distintas ocasiones, distintas ideas de cómo entender esto de ser el reino de Dios. Un tiempo en la historia de la Iglesia se creía que por más que no sea el reino de este mundo, igual tenía que ser como cualquier reino de este mundo. El Papa era un super rey. Tenía estados pontificios, tenía un ejército, pero después el Espíritu Santo le ha ido mostrando a la Iglesia que tiene que ser o mostrar el reinado de Dios de una manera diferente. Y la manera es tratando de vivir como Jesús, el Rey del Universo. Entonces, entregándose al servicio de la humanidad. Nosotros somos mejor imagen del reinado de Dios o del reino de Dios en la medida en que nosotros somos servidores de los demás, en que la Iglesia está al servicio de la humanidad y que busca el bien de los hombres, el bien de cada persona. Y ahí es lindo que también pensemos otra idea que aparece un tanto equivocada, como el reinado de Dios no es de este mundo, no debe vivirse en este mundo, sino más bien en la intimidad del corazón de las personas. Debe ser una adhesión personal y privada, individualista. Debe vivirse en el interior de los templos. 

Rey dLa Iglesia también es llamada a ser una imagen del reino de Dios, sirviendo a la humanidad y buscando el bien común, dijo el celebrante en el día de Cristo rey 

Pero en realidad, el reinado de Dios no es de este mundo, pero es para este mundo. Todos debemos ser invitados a participar del reinado de Dios. Y para eso somos invitados a compartir nuestra fe, para que todos, conociendo la fe en Jesucristo, puedan también adherir a Jesús, el Señor y Rey del Universo, e ir transformando su vida y su entorno y haciendo presente y real el reinado de Dios. Qué lindo que nosotros lo pensemos, porque tenemos esta tentación fuerte, por ahí de callar nuestra fe, de disimularla frente a los demás, de no mostrarnos demasiado como cristianos o practicantes, sino más bien de vivir nuestra fe un tanto intimista. Somos invitados a vivirla frente a los demás y a proponerla frente a los demás. El mejor servicio que podemos prestar a los hombres es acercarle el Evangelio de Jesús, proclamar el Evangelio de Jesús, proponer a los demás la fe en Jesucristo que les va a transformar la vida. Y así, si nosotros compartimos esta fe, y muchas personas creen en Jesús, gracias a nuestro testimonio, vamos a darnos cuenta que las realidades humanas van a ir siendo transformadas. Habrá mayor justicia, mayor paz entre los hombres, fraternidad entre los hombres, construiremos entre todos, cuidaremos entre todos el bien común, asistiremos a los que menos tienen, y así manifestaciones del reinado de Dios en el corazón de las personas.

Yo los animo a que hoy le pidamos a Jesucristo, Rey del Universo, que podamos renovar nuestra adhesión a Él como Rey y Señor de nuestra vida, que no sea sólo alguien que reina, sino además gobierna nuestra persona, gobierna nuestro quehacer, nuestras decisiones, y que, así mostrando nuestra vida entregada al reinado de Jesús, proponer también nuestra fe a los demás hombres. 

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